miércoles, 19 de diciembre de 2007

Pobre lobo

Pero mirá que te ponés provocativo, darling, le dice ella. Me estás dando tanta importancia, querido, que ni vos te das cuenta. ¿Qué pasa? ¿Te gusto? Hay muchas formas de pelar el gato, nene. Eso se arregla fácil. ¿Dónde usas los dientes, mi amor?
Dice todo eso y se queda mirándolo pero él hace que no la mira, que mira para otro lado, para un lado más interesante, lleno de verdades rubias, pool, Averna y papusa.
Cómo puede ser que te alboroten
mis placeres, le pregunta ella, poniéndose a tiro con su mirada.
Yo te quisiera salvar, te voy a atornillar, te voy a herir un poquito más, canta él.
Cómo puede ser que te alboroten mis placeres, ella vuelve a preguntar.
A un perro se lo cura como se lo cura a un perro, le responde él y se acomoda el pelito y la ropa. Te aprieto mucho, te pego mucho, te asfixio mucho.
Ella se envalentona.
Nuestro pacman no es de nadie, le grita y sigue: Tontito, relajate y hacete amigo o voy a terminar pensando que sos un nabo, zapallo, melonazo, moscardón imaginario, pajarón, pavote, papanatas, nardo, chitrulo, sotreta, perejil, tirifilo, salame, chichipio, cachivache for export, piojo resucitado, chambón, payaso, monigote, muñecazo de torta, pan comido, chicato, paparulo, experto del remundo actual, pastenaca, ojos de vidrio, embobado, embambinado, protegido del empleado mayor, nunca nada especial, cachitrulo, corredor a la deriva; polizón a oscuras, pobrete, tropa, sumiso como un guiso, vago de mil caravanas a punto de quedar a pie, comprador de perlas truchas.
El se decide a mirarla pero con desprecio. Si contesta, contesta como subido al púlpito de la catedral, como si no la viera, como si no la quisiera ver pero ella sigue ahí. Le da batalla.
¿Te gusta así, cariño? ¿Por las malas? Mirá que puedo adaptarme. Vos pedí. Lo pedís, lo tenés. Estás hundido en tu propia herida, mi amor
, sigue diciendo ella.
Entonces, él, harto de ella, le responde de mala manera: Si tu grito es un ladrido; mi cuchillo es un rayo cruel. Hay algo en vos que está empezando a asustarte. Cosas de hechicería desafortunada.
Al final, él sí le estaba prestando atención.
Y ella sonríe porque lo sabe y se lo dice: Ay, ay. La gente decente es diferente, nene. Vas a ser el más premiado de la morgue.
Después de decir todo, ella se va.
Mientras camina, dándole la espalda, se lo avisa: Cuando dejes la pavada celestial de la avalancha, hablamos. Vas a vivir en el delta, en un lanchón, buscando de qué reír. Ya no hay tiempo de lamentos, ya no hay más.
Lo deja solo. Y él se siente desnudo porque ella dejó de mirarlo.
Un año después, se encuentran. No se reconocen entre el gentío y por las vueltas del destino, coinciden cerca de una mesa, cuando van por su copa de vino.
Nadie va a escuchar a tu remera, dice ella cuando ve que él usa una que dice "Alone with everybody".
Nena, no quiero perderte, dice él. Pero la remera de ella dice: I'm with the band.
Cae la lluvia en estocadas frías.
Venías rápido, muy rápido y se te soltó un patín, le responde y vuelve con la banda.
Tarde, como siempre, él se da cuenta de que debería haber sido un poco más cortés. Ahora, está en líos por su furia, sin un centavo y encima, cae la lluvia.
Quedate con el vuelto, dice ella despidiéndose.
Y él se da cuenta de que ella no le robaba nunca nada a nadie. A nadie en especial. Ni siquiera a él. Y comienza a lamentarse. Pobre lobo.
La noche tira un salto mortal.

4 comentarios:

MariaCe dijo...

Un sueño ricotero :D

Cassandra Cross dijo...

Oh, mai fakin gad!

Este cuento es buenísimo! :D

Sniper dijo...

You have just been shot.

Vontrier dijo...

María:

Es que el futuro llegó hace rato.

Cass:
Jé. Jejejeje.

Sniper:

(Te faltó un blog. Te dio fiaca leer tanto?)
I shot the sheriff but I swear it was in selfdefence.