jueves, 29 de mayo de 2008

Furia danesa

Ok, acá vamos:

Estoy tan furiosa que si te tuviera a tiro, te doy la paliza que nunca te dieron. Como no te tengo a tiro, ni te voy a tener, acá tenés, porque siempre hay alguien que dice las cosas mejor que uno.

Y yo no te quería lastimar, já.
Es hora de que sea consciente de mi propia boludez. Padre siempre decía que hay que tenerle miedo a los boludos porque de los hijos de puta, uno siempre sabe lo que puede esperar.
Tenía razón.
Otro tipo, hace muchos años me dijo: La fortaleza del débil es mil veces más fuerte e hiriente que la debilidad del fuerte.
No hacía falta esto, che. No hacía falta.
Que te vaya bien.
Leete el post. Te va a ayudar para lo que te quede de vida. Ese resto en donde yo no voy a estar porque... no quiero.

domingo, 25 de mayo de 2008

Caro Michele/26


Estuve mirando esta foto durante mucho tiempo, Migue. Ya la había visto antes. La vi muchas veces, en realidad. Todas las veces me pareció lo mismo. Qué triste estaba esta mujer. Porque vos la ves ahí y no sabés que piensa, salvo que estés triste. Y que alguna vez hayas pensado, mirando para abajo, qué se debe sentir. Vos sabés que yo nunca pienso en eso, pero hay días. Hay días que no sabés qué estás haciendo ni por qué te pasa lo que te pasa y te preguntás, te lo preguntás seriamente, si siempre vas a estar así. A mi me parece que esta mujer se estaba preguntando eso. Cuánto va a durar esto de sentirme así. Porque no hay nadie que quiera sentirse triste todo el tiempo. Es demasiado esfuerzo. Porque la tristeza es una cosa que llega, se acomoda y lo empieza a tomar todo y aunque te pase la mejor cosa del mundo, aunque te saques de encima lo que te molesta de encima, siempre está ahí, como una mancha de humedad que se va expandiendo y crece y crece. Y vos pensás que no fuiste siempre así. Que alguna vez fuiste diferente. Y entonces, hacés de cuenta que la tristeza no está y te ponés una careta de persona graciosa y te sonreís y hacés chistes y todo el mundo te cree, porque sabés actuar muy bien.
No me preguntes por qué hay que ponerse la careta. No sé por qué. Sé que no podés andar por la vida con la lágrima colgando por todos lados. Ni vos ni yo soportamos nunca a la gente así, llorosa, llorante. Pero hay días. Hay días que el cuerpo no te hace el aguante y la tristeza lo toma todo, porque estuvo ahí todo el tiempo, esperando el momento para aparecer, escuchando con atención las palabras que oís o las actitudes que ves. Ella las analiza y dice: ok, es el momento. Y cada vez aparece más fuerte, como si todo eso que vos tratas de disimular, la alimentara, como si fuesen sus vitaminas.
Pero a quién le vas a ir con esto de la tristeza. A quién le importa por qué aparece. Quién puede hacerte el aguante cuando estás así? Nadie se banca la tristeza propia, menos la tristeza ajena.
Supongo que esta mujer de la foto lo sabía. Supongo, porque si la mirás bien, te das cuenta que no va a contarle a nadie ni lo que está pensando, ni lo que está sintiendo y hasta ella misma está harta de su tristeza. Y tiene miedo, como todos, a quedarse así para siempre. A que nunca se le pase. A ser una mujer triste con careta de sex symbol, el resto de la vida. Si eso le pasó a ella...
Estos días te extraño tanto, Migue.
Pero no te extraño porque no tengo a quién contarle. Extraño que tengas cuerpo. Un cuerpo que se puede tocar. Y extraño que tengas un corazón. Porque, últimamente, la gente que conozco y hasta yo misma, parecemos divididos entre una cosa y otra. Como si existiera una tecla que apaga una cosa u otra, como si no pudiéramos tener las dos cosas al mismo tiempo funcionando y lo unico que funciona en conjunto es la cabeza, que no para nunca, a lo mejor, porque la tristeza se mete ahí y espera y espera para hacer su entrada triunfal y decirte "viste? no me fui. Estaba escondida."
A vos qué te parece que le pasaba a la mina de la foto?
Yo, siempre que la veo ahí, mirando para abajo, me parece que se siente sola y que anda todo el día con un nudo en la garganta. Me parece que nota que la creen insensible y por eso, a veces, la golpean con el puño cerrado o le tiran palabras como puñales. Ella se arregla el pelo, se pinta la boca, sonríe. A veces, responde; a veces, se queda callada. A veces, se pregunta cosas que no se puede responder.
Y cuando no puede más, cuando de verdad no puede más, porque le duele todo pero le duele por todo, no por lo momentáneo; cuando una tarde cualquiera estuvo pensando en todo lo que vivió, se le da por asomarse al balcón, apoyarse en la baranda y mirar para abajo y pensar en qué se sentirá caer, dejarse caer. Cómo le pegará el viento en la cara, si se le arremolinará el estómago, si sentirá como si estuviese volando o si cerrará los ojos hasta que el suelo detenga la caída. Si sucederá en un minuto o si la caída durará una eternidad. Se pregunta esas cosas pero no deja de pensar en dejarse caer porque se siente lastimada y porque no puede, no quiere disimular más.

Pobre mina la de la foto. Me da mucha tristeza verla ahí. Pero me da más tristeza ver que se siente tan sola, en un mundo lleno de gente.
Pero ya sabemos: Not everyone can carry the weight of the world.

The fool might be my middle name
But I'd be foolish not to say
I'm going to make whatever it takes,
Ring you up, call you down, sign your name, secret love,
Make it rhyme, take you in, and make you mine.

These words, "You will be mine"
These words, "You will be mine" all the time, oh
I tripped and fell. Did I fall?
What I want to feel, I want to feel it now

You know with love come strange currencies
And here is my appeal:

I need a chance, a second chance, a third chance, a fourth chance,
A word, a signal, a nod, a little breath
Just to fool myself, to catch myself, to make it real, real

A lo mejor, esta mujer hubiese necesitado que alguien le dijera algo así. Alguien que tuviera sincronizado el cuerpo, el corazón y la cabeza, digo.
Lo único que te ayuda cuando estás triste es saber que sos importante para alguien, creo.
Pero... ¿cuánto tiempo podés esperar para saber si sos importante para alguien?
Es otra pregunta sin respuesta.


sábado, 24 de mayo de 2008

Oído en un bar

Amiga1: Lo que yo no puedo creer, boluda, es que es el tipo más cariñoso con el que estuve.
Amiga2: Y, sí.
Amiga1: Qué garcha. Justo el más cariñoso tiene que ser casado.
Amiga2: Por eso es cariñoso. Si fuese soltero sería un boludo más.

viernes, 23 de mayo de 2008

Muda

Dodecálogo de las cosas que, en distintas ocasiones y a diferentes personas, nunca me animé a decir:

1. Te estoy esperando.
2. ¡Estás celoso y sos inseguro!
3. Nunca te voy a perdonar pero, un día, me voy a olvidar completamente de vos.
4. No me importan tus cosas de valor, ni tu ropa, ni tu billetera pero no te das cuenta.
5. Prefiero un buen amigo a un pésimo novio.
6. No vamos a durar mucho más.
7. Creo que voy a regalarte una brújula.
8. Te quise bien pero ya no te quiero.
9. Nada es relativo ni circunstancial. Todo es definitivo.
10. Tengo miedo.
11. No me lastimes.
12. Quedate conmigo.

La lista sigue y son más cosas las que no dije que las que dije.
Qué compulsión por quedarme callada cuando tengo que hablar.

We need someone
Someone, the only one
That someone who needs someone
A loving some
To care for them, to care for them
Just that someone

Science of silence




miércoles, 21 de mayo de 2008

Enjoy the silence



It's allright, life.
If you wanna spank me, it's ok for me.
But, please, you must remember your promise:
You'll never hurt me, again.


I've never seen a night so long,
When time goes crawling by.
The moon just went behind a cloud,
To hide its face and cry.
I'm so lonesome I could cry.


lunes, 19 de mayo de 2008

Caro Michele/25

Hoy va casi sin música, Migue. Aunque no te prometo nada, viste como soy. Esa manía que tengo de inventarle un soundtrack a todo.
Volví a escribir. Estoy volviendo de a poco. Pienso más de lo que escribo, pienso más de lo que siento, pienso más de lo que leo. Así va, por ahora y hay tantas cosas en las que pensar, en tantas direcciones, que, en algunos momentos, me parece que la cabeza se me va a partir. Y claro que pienso en el futuro cercano pero también pienso, quizás demasiado, en el pasado.
La mayoría del tiempo pienso en el presente. Están pasando cosas de lo más extrañas. Ni malas, ni buenas. Sólo raras. Estoy descubriendo algo mío, algo que no sabía que tenía. No me conozco, ahora. Ni por dentro, ni por fuera. Y no estoy muy segura de estar madurando ni de haber dejado de tener miedo porque si tengo que decirte la verdad, la verdad más sincera, estoy más asustada que antes pero esta vez, no me paralizo. Esa es una gran diferencia. Es una buena diferencia.
Pero, casi todos los días, me encuentro teniendo que tomar alguna decisión, definiendo cosas: lo que quiero y lo que no, lo que puedo y lo que no, lo que me gustaría y lo que no tiene chance. La mayor parte del día no estoy segura de las decisiones que tomo y ya hay unos cuantos enojados por eso, porque cambio de idea, porque no respeto lo que digo, porque no cuento lo que hago o porque lo cuento demasiado. Pero yo nunca cuento todo. Nadie, nadie sabe todo. Es muy difícil poder contar lo que uno mismo ignora.
Hay muchas cosas que se me pierden, hay muchas otras que no las entiendo.
Hay días que me siento terriblemente sola y hay días en que siento que vivo entre demasiada gente. Los extremos, todo el tiempo.
Pero me doy cuenta de algunas cosas. Cosas de las que no muchos se dan cuenta.
Todas las vidas de las personas tienen una forma.
En estos días, me di cuenta que la forma de mi vida no encaja en las formas ajenas. Y es bastante tranquilizador, por un lado, que así sea pero, si tomás distancia y mirás, la tranquilidad se transforma en desgarro y ya no estoy para andar desgarrándome.
Tampoco estoy para hacer demasiado esfuerzo. Estoy cansada, me duele el cuerpo, ya no tengo la misma fuerza que antes. Y sé que, seguramente, decidiendo esto me pierda de alguna cosa maravillosa pero si hay que hacer un esfuerzo sobrehumano, si hay que agotar hasta la última gota de paciencia y amabilidad, no sé si vale tanto la pena.
También, se me aclaró un poco la cuestión de la distancia y no hablo de distancia en metros, hablo de la otra distancia, la que se pone entre uno y otro. Me da tristeza. Mucha más de la que creía.
Ves? Una epifanía detrás de otra.
No soporto la distancia, ya no puedo hacer el mismo esfuerzo de antes, no logro encontrar la forma complementaria a mi forma en tantos ámbitos de mi vida y encima, ahora, recién ahora, se me hace evidente, de una forma tan repentina que me resulta increíble, saber a quién le importa algo y a quién, no.
Y no dejo de preguntarme, a cada minuto, con cada decisión que tomo, por qué resulta todo tan complicado, tan difícil, tan trabajoso. Por que no hay voluntad ni buena predisposición que valga. No hay buena intención ni un solo y puto momento de empatía que no tenga algo escondido.
Y yo no sé especular. Y no quiero aprender, aunque sea lo más conveniente. Porque en eso es en lo único que me conozco, Migue. Es en lo único que no cambié. Es una de las pocas cosas que me interesa cuidar.
Es tan raro sentirse solo, rodeado de gente. Es tan raro estar solo en una multitud. Y no la voy de santa, te lo juro, que mis buenas cabronadas me mando y hasta estoy haciendo cosas que me prometí que nunca volvería a hacer pero me resulta todo tan extraño que no logro anticiparme.
A lo mejor, no está tan mal dejar que te pase la vida por encima. Asumir los riesgos de terminar cayendo parada o que me revuelque la ola, si total, las cosas suceden igual, para bien o para mal.
Es esto: estoy caminando con zapatos nuevos. En algún momento, los amoldaré a mis pies. Espero.
En la película de hoy, bajan a un chico de un tren. Por la ventanilla, se asoma la chica que conoció en el viaje. La chica llora. Es un país desconocido y sólo saben sus nombres.
La chica le pregunta qué le pasa.
El chico le contesta: "Te lo diré la próxima vez que nos veamos."
Ella asegura: "Sí, me lo dirás."
Me gustaría tener la seguridad, alguna vez, de saber que habrá próxima vez. Por ahora, todo es demasiado fugaz, como las estrellitas de Navidad.

All the way to Reno, losing my religion.

Not everyone can carry the weight of the world.







Felicidad


Era jueves y se estaba terminando la tarde.
Hicimos burbujas de jabón y su risa de un año y medio fue lo más parecido a la felicidad que viví hasta ahora.
Las perseguía y las tocaba con un dedo. Decía: plin!
Cuando las burbujas desaparecían, me miraba.
IayIay, no tá! One tá! IayIay!
Y yo volví a soplar despacito por el círculo enjabonado.
IayIay soy yo.
De todos los nombres que tengo, es el que más me gusta.

jueves, 8 de mayo de 2008

Espejo

Que no sos lo que querés, ya lo sabés. Pero que con lo que pudiste hacer, estás conforme, no lo dejás pasar.
Que la mayoría del tiempo intentás no dar pena y que a veces, les hacés creer a todos que tenés la espalda más ancha y más fuerte y que si te pegan, no te duele.
Que no llevabas la cuenta de todo el tiempo que había pasado desde la última vez que te trataron con suavidad, con cariño. Y que te habías olvidado cómo se sentía eso. Y ahora, que te volvió el recuerdo, comparás y comparás para atrás, porque no te perdonás las metidas de pata y al mismo tiempo, estás cada minuto midiendo lo que hacés y decís, para no meter la pata, de nuevo. Esto no es vida, así, che.
Que aguantas casi todo, con ironía y haciendo chistes.
Que tenés miedo pero no se te nota.
Que hay días, como hoy, en donde todo se tiñe de un color amargo, más amargo que tu humor al despertarte.
Que la mayoría del tiempo, te obligás a decidir, a querer, a comer, a pensar, a dormir, a vivir.
Que te guardás más de lo que deberías.
Que en estos días, como hoy, como ayer, te sentís sola, fané y descangallada.
Te da miedo la gente. No te dan miedo las personas. Pero las personas son difíciles de conocer y vos lo sabés bien, porque sos la primera que no se deja conocer, nunca, del todo.
Te viste unas canas nuevas. Alguna arruga. Te sacudiste un poco el culo y lo notaste caído. Suspiraste.
Sabes que mañana te vas a levantar, porque siempre te levantaste, y vas a hacer todo lo planeado durante el día. Cumplís con tus obligaciones, siempre. Con tu palabra, casi siempre.
Te duele el cuerpo pero es un dolor tan antiguo que ya no podés decir exactamente dónde te duele y ni siquiera estás segura de que sea el cuerpo lo que te duele.
Pensás en cuánto tiempo falta para que termine la tristeza porque un día tiene que terminar.
Te acordás de Styron: "Mi malsana tristeza, una marea tóxica e inenarrable, una forma de tormento, un trance de malestar supremo, el desvalido estupor, la vejación del insomnio, una forma de repudio derivado del autoaborrecimiento (distintivo señero de la depresión), ese lóbrego y tenebroso talante del color del verdín, el cataclismo inmediato que conmovía mi ser, la voz de la depresión, mi asedio, la espiral descendente, inmensa y dolorida soledad, una tormenta de tinieblas, gris llovizna de horror, la muerte soplando sobre mí en frías ráfagas, la desolación, el horror como una niebla compacta y venenosa. Se ha desvanecido cualquier sentimiento de esperanza, toda idea de futuro, es la desesperación lo que apabulla mi alma, una situación de herido ambulante que vive pegado a su lecho de clavos dondequiera que vaya, moviéndose de tortura en tortura, ordalías indistinguibles de nebuloso horror, este suplicio sin fondo, un simulacro de todo el mal de nuestro mundo, la desesperación más allá de la desesperación." Y pensás que estás mejor que antes, pero cuando te toca un día como hoy, te pegás tal julepe, que no sabés para dónde correr porque no podés volver diez meses para atrás. No querés. No debés.
Mañana se te va a pasar, porque siempre se te pasa y si no se te pasa, lo sabés, lo vas a esconder atrás de una ropa de payaso, de unas capas de maquillaje, del flequillo, porque vos no das lástima, al menos, no das lástima adrede. No sacás provecho de ella. Vos no sos moneda.
No pedís. A veces, das más de lo que deberías. Y de lo que otros quieren o necesitan. A lo mejor, es hora de empezar a pedir. A los gritos o como te salga. Empezá.
Escuchaste todo lo que te dijeron hoy y ayer y antes de ayer y antes de antes de ayer. A veces, escuchás demasiado. No deberías prestar tanta atención pero tenés algún instrumento descalibrado en la cabeza y todo pasa, todo se queda grabado. Format C.
No sabés lo que querés. No tenés proyecto a largo plazo. Caminas día a día y los días pasan, uno atrás del otro, rápido, cada vez más rápido.
Estuviste triste. Probablemente, algunos otros días, estés triste y nadie lo note, salvo los que estén muy atentos, que ya sabés, son pocos. Porque sos así. Andás con eso de que cada uno tiene lo suyo y para que sumar lo de otro. Y se los aplicás a todos, menos a vos.
Y estás cansada, porque vos, algunos días, estás muy cansada. No parece pero estás muy cansada. No se sabe bien por qué ni de qué.
Y necesitás, como cualquiera, que te digan cosas lindas y que te traten bien; que te digan un piropo o que te extrañan o que te quieren o que les gusta estar con vos; que sos divertida y buena y muy inteligente y hermosa; que te lo digan aunque sea mentira, que te convenzan, que te lo hagan creer tan bien, que te asombres de creerlo y te dé risa. Que sos una mala torpe, una mala de sitcom. Una maldita, como tantas otras, adorable. Y que eso también te provoque risa.
Y que de tanto reírte, te duela la cara, la panza, los brazos, las piernas, como cuando te hacían cosquillas.
Te vas a dormir con la tripa hecha un nudo. Pero pasará, ya pasará. No sabés cómo. No sabés quién. Siempre que te vas a caer, alguien te sostiene. Será jueves todo el día. Vas a sobrevivir, ya sabés.
No sos la única, che. Hay millones de personas, en este mismo momento, que se sienten como vos.
Andate a dormir. Mañana será otro día y hay que afrontarlo con alegría.
De dónde la vas a sacar, quién lo sabe.
Pero, nadie sabe nada, nunca. Y vos, menos.
Que sueñes con los angelitos, menos, con este diablito.
Todo eso te dijo el espejo, esta noche, little speedyhead.



sábado, 3 de mayo de 2008

Caro Michele/24

Let the show begin...
Es como cuando te das cuenta de que alguien no te quiere, Migue. Se lo ves en los ojos, en el cuerpo. Vos sabés que yo me doy cuenta fácil. Con los años, aprendí a descubrir "eso", cada vez más rápido.Pero así como afiné la puntería para esas cosas, me olvidé de otras.
You can't see what I'm thinking of.
De las cosas "mostro". Esas cosas que, a lo mejor, te dice alguien al pasar. Alguien que te cae bien, que te aprecia, inclusive alguno que te quiere. Ponele que alguien te dice "descolado mueble viejo", como gracia, en chiste y a vos se te clava una espina en el pecho y si cerrás los ojos, te acordás que eso ya te pasó. Que esa era la forma que alguien, uno que fue importante -quizás demasiado importante-durante un tiempo, tuvo de quererte. Y esa cosa "mostro", el parecido entre esa frase y la antología que podés hacer de las frases que ese alguien-quizás demasiado importante-solía usar para demostrarte su cariño.
Inevitablemente, vas hacia atrás. Te acordás que la primera vez que escuchaste una cosa "mostro", te causo gracia. La segunda también. Al año, te confundía un poco. Dos años más tarde, ya empezabas a creer que eras eso, una frase semi graciosa/agresiva y tres años después, estabas absolutamente convencido de que no eras otra cosa más que eso que te decían: "descolado mueble viejo", por ejemplo.
Lo peor que puede pasarte es que el recuerdo te vuelva con tanta fuerza, te resulte tan vívido que te den ganas de llorar. Y que ese, el quizás demasiado importante, el que reina (todavía!) por el terror -que te convencés cada vez con más fuerza que pasó a la historia,que ya no existe- se haga presente, tome cuerpo y se convierta en el monstruo de tus pesadillas.
El monstruo que te va a agarrar y te va a dejar hecho pedazos, desparramado por el piso, roto en partes tan chiquitas que algunas hasta van a perderse.
Pero lo peor no es la aparición de monstruo. Lo peor de todo es que sabés que de esas partes tan chiquitas, de esos añicos tuyos, no quedaron rastros. Y por más que intentaste recuperarlos durante una década completa, no los volviste a encontrar.
Entonces, vivís atajándote. Cuando llega uno, otro, cualquier otro, uno que te dice que sos la cosa más preciosa que vio o tuvo en su vida, vos no lo podés creer.
Y no importa que te lo firme ante un escribano, que traiga testigos, que te lo diga jurando sobre los Santos Evangelios, no hay forma de convencerte. Y no te das cuenta del por qué hasta que una cosa "mostro" aparece y de la nada, te devuelve a esa época en dónde vos pensabas que la forma de quererte debía ser así. Un poco como los golpeadores y golpeados que piensan que los golpes son una forma de demostrarse cariños. (Ah, sí. Hay algunos que arden por magullones, pero hablemos de gente como nosotros, apenas unos perros cagados a patadas con miedo de la mano nueva que le quiere dar de comer.)
Cuando volvés a la realidad, cuando te alejas de todos esos recuerdos que creías que no tenías, no podés evitar preguntarte por qué lo mejor que alguien te puede decir es una cosa "mostro". Y tenés miedo porque ya sabés que sos el único animal que tropieza dos veces contra el mismo escalón. Pero no le podés echar la culpa a nadie. ¿Quién tiene la culpa de tus recuerdos? ¿Quién tiene la culpa de tus elecciones, de las cosas que te gustan y te disgustan, de todo lo bueno y lo malo que tus oídos hayan escuchado?
Nadie tiene la culpa. Nadie que te conozca lo suficiente, pero vamos, aquí la paradoja: cuando la cosa "mostro" aparece, no querés que nadie te conozca un poco más y así no va.
Una vez, leíamos a Alfonsina Storni, te acordás. Teníamos como dieciseis años y llegamos a ese poema que termina diciendo "yo necesito un sol que me disuelva" y vos te pusiste a reir y a mi se me hizo un nudo en la garganta.
Vos dijiste que nadie se endurecía tanto y yo pensé que la pobre Alfonsina se debería sentir de hielo.
Moments that I have shared with you.
Tengo miedo, Migue, a veces. Tengo miedo de convertirme en alguien de hielo. Porque cuando la cosa "mostro" aparece, cuando el monstruo toma cuerpo, no me sale otra cosa más que la distancia. Y me voy tan lejos, tan adentro, aún sin querer irme. Tan lejos que a veces, ni yo sé bien por donde volver.
La mayoría del tiempo, vos sabés, pienso que siempre pasa lo mejor que puede pasar. A veces, creo que uno se pierde de muchas cosas por irse tan lejos.
A lo mejor, habría que escuchar menos. A lo mejor, uno tendría que limitarse a comprobar empíricamente las cosas. Seguramente,dolería un poco más pero no dejaría lugar a las dudas.
¿Qué es lo que los demás ven de uno, Migue? ¿Alguna vez te preguntaste eso? ¿Qué nos animamos a mostrar? ¿Qué leen los demás en nosotros?
Ya sabés que resolví desde hace un tiempo que, como sea, mi vida va a ser cada día un poco mejor aunque a los demás no les guste; aún cuando los que sé que me quieren bien y mucho -y que son retribuidos en cantidad y calidad, de la misma manera- piensen que me equivoco.
God knows how I adore life when the wind turns on the shores lies another day. I cannot ask for more.
Porque las astillas que perdí, no las voy a recuperar. Y porque así, emparchada, zurcida, pegada, así como estoy, soy lo mejor que puedo ser. Conmigo y con los otros.
So do what you're gotta do and don't misunderstand me. You know you don't ever have to worry 'bout me. I'd do it again.
Alguna vez, no me tendrían que dejar escapar. Algún día, voy a dejar de correr.
But it's all just a show
A time for us and the words we'll never know
And daylight comes and fades with the tide
And I'm here to stay

Todavía puedo leer los ojos, Migue. Qué castigo.
We swim with sharks
And fly with aeroplanes out of here.

I will try not to breathe
This decision is mine. I have lived a full life
And these are the eyes that I want you to remember.

No es tan terrible, Migue. Fue la impresión de saber que el monstruo sigue ahí. Algún día, habrá coraje para matarlo del todo. Algún día. Pronto.
No me arrepiento de un solo día de toda esta vida, monstruo incluído. Pasará, ya pasará, la espina, pasará.
I'm not scared. I'm outta here.
Daysleeper.

Daysleeper.