viernes, 30 de noviembre de 2007

Caro Michele/2

No me mejoré de la fobia social, no. Cada día, estoy un poco peor. Cada día estoy más afilada. Mi margen de error es cada vez más chico. Igual, voy, cuando me invitan, aunque prefiero que no me inviten porque yo no sé cómo comportarme con mucha gente, menos si son desconocidos. Y me agarra esa cosa, en la boca de estomago, como cuando subíamos a la montaña rusa y no sé bien que decir pero igual digo algo y cuando lo estoy diciendo, me arrepiento. Por eso, cada día hablo menos, cada día hablo menos, cada día hablo menos, menos mal.
La cosa es que había una fiesta y el de las alas insistía en que teníamos que ir, que nos íbamos a divertir y saltaba alrededor mío como bambi, como siempre. Hace años que sabe que me saca de quicio que me salte alrededor como bambi pero no deja de hacerlo y por sacarmelo de encima, le digo que voy pero que al primero que me caiga mal, me retiro con estilo.
Aparato, me dijo el de las alas y se cambió de ropa y todo eso que siempre hace para salir. Ese día, yo no quería nada. Asi que me fui en zapatillas, vestida de adolescente y con cara de should i stay or should i go.
Llegamos a la fiesta y la escala cromática de los vestuarios me dio arcadas. No había una sola chica vestida de otro color que no fuera rosa. Te imaginás. Y mucha camisa polo, mucho pulover de hilo. Casi me da un atacazo de pánico. All the people. So many people.
El de las alas revoloteaba por acá y por allá y yo me comía un embole patrio en el rincón del que me adueñé ni bien lo ví vacío. Me cruce de brazos, que sé yo. Miré la hora. Esperé para ver como se movía la aguja larga y estuve tentada de ponerme los auriculares pero justo cuando metí la mano en el bolsillo del canguro, el de las alas me grita: Ni se te ocurra.
Cómo no se me iba a ocurrir. No sabés la música. Casi me da un coma diabético. En Buenos Aires, una nueva hora comienza. Horror, he visto el horror, te lo juro.
Duré cuarenta minutos, después de sonarme tres veces los dedos. Dije que iba a dar una vuelta. No volví más. Parece que al de las alas le fue bien. Volvió contento, borracho y cagado de risa. Yo ya me había acostado. Pictures of you.
A veces, extraño la época en que no le tenía miedo a nadie. Ahora, más o menos, todos me asustan un poco. Y ni te cuento si llega a resucitar alguno del pasado. Me gustaría esconderme, no sé. Hacerme invisible. Hacerme la muerta como dice R, siempre, ante cualquier evento peligroso. I'm not scared. I'm outta here.
Hoy me dieron ganas de caminar. Caminé desde Scalabrini hasta Paseo Colón. En una esquina, un tipo me preguntó la hora pero yo iba con los auriculares y no lo escuché, asi que me tocó el brazo y yo pegué un salto. Mal. Mal ahí. No se reacciona así frente al contacto de otro de la misma especie, dijo JJ, cuando le conté.
Tengo eso, como dice la que todo lo puede: arisca, arisca, qué arisca que sos, yo no sé a quién saliste porque ni yo ni tu padre fuimos nunca así. Y yo qué sé a quién salí. Como si fuera tan fácil en esta familia saber a quién se parece uno, cuando todos se mueren antes de cumplir cuarenta. No te dan tiempo ni a conocerlos y la que todo lo puede quiere que sepa a quién salí. Mirá con el dilema que me viene, cuando por genética, no me quedan tantos años por vivir.
Hace unos días encontré las fotos de Coso. Shine on you crazy diamond, temprano el durazno del árbol, cayó. Me acordé de lo que caminé para conseguir Artaud, con lo mal que me cae Luis. What is wrong with me?
Hoy escuché Elastica, un rato. Los noventa fueron sólo cinco putos años. Todavía tengo tu campera adidas naranja. Me la llevé a UK. Y tu campera y yo nos hubiésemos quedado ahí, si nos hubiesen dejado. Parklife. And then Im happy for the rest of the day.
Fue un día más o menos. La que todo lo puede tiene un perro. Cuando te vas de su casa, el perro se para en la puerta y te mira con unos ojos que parece que va a ponerse a llorar. Se te estruja adentro cuando cerrás la puerta. Es cierto que los perros se parecen a sus dueños. Cuando está contento, ponele cuando llegás, no te lo podés sacar de encima. Y sí, son calcados. Rain dogs.
El resto te lo cuento otro día. This is hardcore y tengo que estar borracha o dormida para poder escribirlo. I know you, little libertine. I'm the last splash.
Mañana es un día agitado. Llevo un cuento a un concurso, soy niñera diurna.
La seguimos, lo prometo. I'm the end of the line; the end of the family line.

2 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

(perdón por firmar donde no lee nadie, ejem)

a mí también me preguntan a quién salí en tantas cosas, y definitivamente no todo va en los genes.

La próxima vez, avisá y te acompañamos. El cuarteto de la muerte, vamos a ser.

Vontrier dijo...

Cass:

Jeje. Aviso, aviso.