No se me podía escapar la oportunidad. Lo ví. Sé quién es. El no sabe quién soy. Conoce algunos datos, pocos. No importa, no me conoce. Digo: lo ví. Lo reconocí en un lugar del que no daré mayores detalles. Lo miré de arriba a abajo. Lo esperaba más alto, más joven, más flaco, más lindo, también si se quiere. Mucho anteojo.
Me miró, como miran los tipos cuando no tienen mucho que hacer. Las tetas. Eso, nada. Me miró las tetas cuando le pasé cerca. Me dio risa.
Si supieras, pensé cuando todavía le revoloteaba impunemente alrededor. Me tenté. Me puse los auriculares. Y la canción desentonaba entre mi selección, pero qué bien le vino a ese momento, en dónde yo lo miraba y sabía quién era y él, no. Me dieron ganas de presentarme. Para qué negarlo. Pero mejor no. Uno nunca sabe para que lado gira la rueda. Mejor así como está.
Jé. Todavía me da risa. Pequeñas satisfacciones.
En mi próxima vida, voy a ser estrella de rock. De verdad.
Me miró, como miran los tipos cuando no tienen mucho que hacer. Las tetas. Eso, nada. Me miró las tetas cuando le pasé cerca. Me dio risa.
Si supieras, pensé cuando todavía le revoloteaba impunemente alrededor. Me tenté. Me puse los auriculares. Y la canción desentonaba entre mi selección, pero qué bien le vino a ese momento, en dónde yo lo miraba y sabía quién era y él, no. Me dieron ganas de presentarme. Para qué negarlo. Pero mejor no. Uno nunca sabe para que lado gira la rueda. Mejor así como está.
Jé. Todavía me da risa. Pequeñas satisfacciones.
En mi próxima vida, voy a ser estrella de rock. De verdad.
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