Lo mejor de volver a empezar cada vez es que no tenés donde volver. Cada vez que empezás, empezás de cero, desde el principio porque empezar es ir para adelante, nomás. No podés ir para atrás, no podés deshacer nada porque no hay nada hecho, aunque hayas empezado mil veces.
Cada vez que empezás no importa la anterior. Decís que no vas a volver a equivocarte, que esta vez vas a empezar bien, con el pie derecho, tocando madera y que esta vez sí, esta vez te va a salir bien aunque no tengas idea de cómo vas a conseguir que salga bien.
No te podés dar el lujo de quedarte tirado, de seguir en la que estás. Tenés que volver a empezar, una y otra vez, porque si no lo hacés, te lo vas a reprochar lo que te reste de vida y ya aprendiste que la vida no es tan larga. Te arremangás y le das de nuevo. Y no importa si te cierran la puerta en la cara, si te dicen que llames la semana que viene o la otra o la otra, si piensan que sos un wannabe y que te morís por usar zapatillas hipercaras o que no te da la cabeza o, lo mejor, que sos un infradotado irredento que lo único que sabe es joder pidiendo oportunidades que nunca te dan.
A esta altura, ya sabés, si no es por las buenas, será por las malas, pero será o morirás en el intento.
Nunca estuviste más seguro. Y está muy bien que por primera vez en toda tu vida estés seguro de algo.
Los demás pueden decirte lo que quieran. Esta vez, empezás sabiendo que no importa lo que digan los demás. Si al final, el único que vive tu vida, sos vos. Los demás, qué pueden saber.
"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa" repetís aunque ya no crees en santos ni en mártires. Empezás, como cada vez, creyendo que esta vez, sí. Esta vez es la buena.
Cada vez que empezás no importa la anterior. Decís que no vas a volver a equivocarte, que esta vez vas a empezar bien, con el pie derecho, tocando madera y que esta vez sí, esta vez te va a salir bien aunque no tengas idea de cómo vas a conseguir que salga bien.
No te podés dar el lujo de quedarte tirado, de seguir en la que estás. Tenés que volver a empezar, una y otra vez, porque si no lo hacés, te lo vas a reprochar lo que te reste de vida y ya aprendiste que la vida no es tan larga. Te arremangás y le das de nuevo. Y no importa si te cierran la puerta en la cara, si te dicen que llames la semana que viene o la otra o la otra, si piensan que sos un wannabe y que te morís por usar zapatillas hipercaras o que no te da la cabeza o, lo mejor, que sos un infradotado irredento que lo único que sabe es joder pidiendo oportunidades que nunca te dan.
A esta altura, ya sabés, si no es por las buenas, será por las malas, pero será o morirás en el intento.
Nunca estuviste más seguro. Y está muy bien que por primera vez en toda tu vida estés seguro de algo.
Los demás pueden decirte lo que quieran. Esta vez, empezás sabiendo que no importa lo que digan los demás. Si al final, el único que vive tu vida, sos vos. Los demás, qué pueden saber.
"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa" repetís aunque ya no crees en santos ni en mártires. Empezás, como cada vez, creyendo que esta vez, sí. Esta vez es la buena.
1 comentario:
Que justo caigo acá, que estoy en ese punto, donde el pasado es pasado, sellado y por las dudas, candados. Desde cero, quiero pensar que lo que viene es mejor que lo que se fie, mucho mejor.
beso
A
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