lunes, 9 de junio de 2008

Fin de semana



Cuando la preciosura ve esta foto, pone un dedo en el pelo de la chica y dice Iayiay. No me parezco a esta chica, casi en nada, salvo en el pelo. Y la preciosura, ya puede reconocer un corte de pelo copiado. Es una nena muy inteligente.

El jueves me di cuenta de que la preciosura ya tiene un miedo grande. Un miedo que la hace llorar.
Mirabámos un libro que se llama "A Leo le pica", distribuído por un laboratorio para los chicos que tienen alergías de piel. El libro tiene dibujos. En una de las páginas, Leo iba al doctor. Le mostré el dibujo a la preciosura -un año y ocho meses, a veces me sorprende mucho- y le cambio la cara.

Tortor, no, iayiay. Tortor, no, dijo y se puso a llorar.

La abracé, tiré el libro al piso, lo escondí, le canté la canción de Pepe, hasta que se le pasó.
Después hablamos de salir a pasear. Yo le preguntaba, ella respondía.

Vamos a ir a pasear.

Sah.

La preciosura no dice ni sí, ni no. Dice sah y nah.

Y vamos a comer?

Sah.

Qué vamos a comer?

Pizzzzzzzzzza, iayiay.

Todos los días pizza?

Nah, talta.

Me hizo reír.

Más tarde, me llamó por teléfono. Es mujer, no hay nada que hacerle. Me llama por teléfono, me grita Iayiay, hola, embuaaaaaaaaa (su versión teléfonica de los besos) y cuando le digo chau, me cuentan que me saluda con la mano.
La preciosura es lo mejor que le pasó a mi vida. Sin dudas.

El sábado, reunión con mi familia elegida. Me extrañan. Me quieren. Me ven linda. Más linda, dicen cuando yo digo "sí, un poco mejor". Vamos a tener un bebé. Un bebé en la familia elegida. Y cada vez que lo pienso, se me hace un nudo acá. Nos convertimos en adultos, finalmente.


Hoy le dije un montón de verdad a alguien.
No estoy más contenta pero estoy más liviana.
No sé si me entendió. Creo que no. Ojalá que sí. Ojalá que haya entendido que, a pesar de todo, yo lo quiero bien y lo respeto más de lo que puede imaginarse.
Ojalá lo haya entendido así. Y ojalá, algún día, me digan una verdad que yo pueda entender de esta manera.
A veces, hace falta decir la verdad. La más pura, simple y sencilla verdad, sin dar vueltas. Porque la verdad escondida pesa mucho. Al menos, para alguien como yo.

2 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

Cómo me gustan estos posts!

Qué babosas somos las tías, mierda...

Abrazote. Y acordate de pasar por tu premio en mi blog.

Anónimo dijo...

Que lindo V. Mi hermana se casa en dos meses y yo no veo la hora de tener una sobrina.

besote!