miércoles, 6 de febrero de 2008

La diferencia

La diferencia entre lo que querés y lo que podés, es inversamente proporcional a las oportunidades que se presenta, está diciendo un tipo, en una mesa de café en el único lugar con wi fi que hay en esta playa argentina.
Es el mediodía y los que quedan en la playa se insolan, mientras el resto de los mortales que emprenden la vuelta, cargando reposeras y bolsos y niñitos que recién empiezan a caminar, piensan en el almuerzo, en la siesta. Se duerme mucho en la costa argentina.
La diferencia entre lo que quiero y puedo es tan grande, pienso, que me pregunto qué pasaría si me quedara acá para siempre. Y si no vuelvo más? No digo nunca, nunca más. Digo si me busco trabajo en la telefónica del pueblo y en invierno me cago de frío y de hambre pero no vuelvo?
Las vacaciones no son más que la ilusión de que uno cambia de vida, al menos, quince días por año. Que vive en otro lado, a otro ritmo, sin demasiadas obligaciones más que las básicas para la supervivencia. Descansar se descansa. Pero de qué.
Siempre fantaseo con la idea de irme de viaje con un desconocido. O con alguien que uno conoce poco. Tambien pienso que debería irme unos meses por ahí, largar todo, y que no importe cómo se sigue, cómo se hace. Sólo irse y volver cuando uno no quiera seguir.
Siempre siento que estas ideas se me deberían haber ocurrido diez años atrás. Diez años antes todo era mucho más sencillo y había mucho menos para pensar.
La diferencia entre lo que quiero y lo que puedo es tan grande que sólo de pensar en ella, me da el mismo vértigo que me da la montaña rusa.
A lo mejor, este año, el año que para mí comienza en 19 días, me da el envión necesario. A lo mejor, no.
Soy un paranoico al revés, dijo JDS. Siempre tengo la sospecha de que la gente está haciendo algo para hacerme feliz.
Pobre JDS. No hay que dejar la felicidad en manos de la gente.
En esto pienso, mientras pasa una señora con la sombrilla cerrada sobre el hombro y el que parece el marido empuja el cochechito de un bebé. Ninguno de los dos sonríe.
Hay un perro callejero durmiendo al sol.
Es verano. Todavía es verano.
La diferencia entre lo que querés y lo que podés es la consecuencia de lo que tenés. Eso le diría al hombre de la mesa de al lado pero no creo que le importe lo que le pueda decir.
Seguiremos informando.
Nobody tells you what to do, baby
Nobody tells you what to go, baby

Maybe you did, maybe you walked
Maybe you rocked around the clock
Tick-tock, tick-tock
Maybe I ride, maybe you walk
Maybe I drive to get off, baby

2 comentarios:

Ajenjo dijo...

La tentación de la vida errante es siempre muy fuerte, sobre todo si lo que mas bulto hace en la mochila es la soledad. Yo estoy en el "quien sabe..."

beso
A

MariaCe dijo...

Ahá! Asi que mientras está tirada en la playa con su noubuk y mirando si el bronceado le va quedando parejito y la bikini no le deja marquita, el martini en una mano y el Marlboro en la otra (no voy a preguntar con qué escribe, mejor ni pregunto), se dedica dilettantemente a hacer ecuaciones filosóficas...

Cuando vuelva, usted y yo vamos a tener una larga charla, jovencita.

Aproveche el bronceado, mientras. Y traigamé un caracol. O un Havanna. No, mejor el caracol, que no engorda.

Au revoir!
(no sé nada de francés pero me gusta decir este tipo de cosas)