jueves, 4 de marzo de 2010

La mujer más feliz del mundo

Fue un día como hoy pero hace un año.
A las 8 de la mañana, estaba en el quirófano, después de haber pasado toda la noche en terapia intensiva. Mi presión había escalado a 210/130 y no había otra que ir a cesárea. 27 semanas de gestación.
Estaba muerta de miedo. A pesar de la peridural, las piernas no me dejaban de temblar.
Vas a sentir un pinchazo, me dijeron, pero yo no sentí nada.
Los médicos hablaban demasiado fuerte para mi gusto. Pablo estaba al lado mío. Con cofia, y camisolín. Lo único que podía ver era el techo y su cara. Sentía su mano agarrando la mía.
No entendía lo que decían los médicos. No entendía nada. Miraba las luces del techo del quirófano y si levantaba un poco la cabeza, veía una especie de teloncito verde que tapaba lo que estaban haciendo en mi cuerpo.
Pero ya no sentía el cuerpo. Era como si fuese de trapo y aunque sentía que abrían y movían algo, adentro mío, no parecía una parte de mí.
Creo que dije que me dolía. Algo de lo que estaban haciendo, un tirón, no sé, alguna cosa. Me duele, dije. Y el médico que me atendía durante el embarazo me dijo: Ya terminamos.
Me duele, volví a decir.
Ya nace, ya nace, dijeron. ¿Cómo le van a poner?
Paulina, dijimos los dos.
Bueno, a las 9.05 de la mañana del 4 de marzo de 2009, nació Paulina.
Es hermosa, me dijo Pablo.
Con mucha dificultad, levanté la cabeza para verla. Y sí, era hermosa. Hermosa como no había visto nunca.
Respira sola! dijeron los médicos.
¿Está bien? pregunté. ¿Paulina está bien?
Está bien, me dijeron. Es muy chiquita pero está bien.
Lloré un poco. Lloramos, Pablo y yo. De alegría.
Tengo mucho sueño, dije. Y me quedé dormida.
Cuando me desperté, ya estaba en la habitación. Paulina estaba en neo, estaba estable y era la forma que tenían de decirme que estaba bien.
Desde ese día hasta el 13 de agosto del 2009, mi vida tuvo una sola y única razón: ella.
Y cada día que la tuve conmigo, desde el mismo minuto en que nació, fui la mujer más feliz del mundo.
Y no me canso de agradecerle cada día, dejarme ser su mamá, aunque no estemos juntas como todas las mamás con sus nenas.
Y bueno, eso.
La extraño todos los días.
Y hoy es un día muy triste pero es un día muy querido.
Porque nació mi corazón.
Mi corazón conmigo, todos los días, todo el día.

El resto no importa. El resto es otra historia.

Feliz cumpleaños, Paulina, donde quiera que estés.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Von, querida Von,a mi solo se me ocurre cantar, como nos pediste un día y yo te prometí que iba a cantar hasta que el tiempo me diga basta.
Si me permitis, hoy voy a cantar por Paulina, que está con vos y en tu corazón.
Ojala pronto vuelvas a ser feliz, vos, Uds. se lo merecen.

Karito La Cordobesa dijo...

Feliz año de ser mamá.
Feliz año de haberla conocido y haber comenzado a sentir lo que sienten las mujeres cuando dan a luz su corazón.
Acordate de ella y sonreí.

Mery dijo...

Feliz Cumpleaños Paulina.
Feliz Cumpleaños de Mamá, Celia.

¡Gracias por darme el título de tía!
=)

MariaCe dijo...

Yo recuerdo bien cuando Pablo me lo contó. No cabía en mí de la felicidad. Paulina fue un solcito en la vida de unos cuantos, incluso de los que no llegamos a conocerla más que a través de las fotos y las palabras de sus papás. Un abrazo, amiga mía. Un abrazo a ambos, papás. Brindo porque Paulina haya existido en nuestras vidas, y brindo por los que vendrán.

La Ruiva dijo...

Feliz Cumple, Paulina.

Cristian dijo...

Estoy de acuerdo con MC. Pauli Milagros tocó muchas vidas y cambió muchos corazones. Y sé que, donde esté, es muy feliz. Feliz cumple Pau!