viernes, 2 de octubre de 2009

La gente y yo

Parece que hay gente que espera que yo me tire en la cama a llorar hasta morirme. Digo, parece que creen que es la forma adecuada de demostrar mi dolor, mi tristeza infinita.
En otro tiempo, por cuestiones mucho menores a la que me toca vivir hoy, lo hice. Dejé de dormir, dejé de comer, me la pasé en la cama. Ahora no me sale.
Me levanto, me visto, salgo a la calle, me muevo, veo a mi familia, veo a mis amigos, hago el esfuerzo de ir a una reunión. Intento hacerlo todo con la mejor cara que puedo poner. Y es un esfuerzo, que nadie me pide, claro, pero que hago un poco por mí y otro poco por los demás.
Detesto que me tengan lástima. Asi que, cuando estoy entre gente (entiendase por gente a un grupo de personas más o menos conocidas y que no todas me caen bien) de dibujarla un poco, de que pase desapercibido que estoy sufriendo -porque no se puede hacer otra cosa, en este momento- 24x7.
A lo mejor por eso, la gente cree que ya superé lo peor que me pasó en la vida. O que no me importa. O que ya no me acuerdo.
Pero no, yo me acuerdo de todo: de los médicos desviando la mirada, de la frase "no sé qué decirles" "está muy grave", la forma en que la sostuve en mis brazos cuando ya no había nada que hacer.
Recuerdo día a día, la ropa que lavé, las mamaderas que esterilicé, las fotos que saqué, las oraciones que recé. Recuerdo, desgraciadamente, para mi, hasta el detalle más chiquito e insignificante. Y lo recuerdo todo el día, todos los días.
Pero claro, el mundo sigue. La vida sigue. La gente sigue.
Hay gente que supone que a mí no me pasa nada. Que tendré otro hijo, que se me pasará. Que podré borrar a Paulina de mi vida, así como así.
Como nadie sabe lo que es pasar por esto, lo minimizan. Hay hasta quién se ofende por alguna pelotudez que se inventó solo.
Y entonces, está el amigo querido con el que cuesta un huevo hablar. El boludeo virtual para dejar de pensar que se vuelve un ring por alguna idiotez de celos. Los llamados que se prometen pero que no se hacen. Porque, total, se me ve bien. Camino, hablo, a veces hasta me río.
Lo que nadie sabe es que hace dos meses, me quiero morir todo el día, todos los días. Que intento ponerle onda más por los demás que por mí. Que esto es tener un tiro en el pecho. Y que al final, la que tiene que entender a los demás, soy yo.
Pero resulta que estoy un poco cansada y que no soy, como erradamente piensa todo el mundo, una mina fuerte. Al contrario, soy una mina golpeada. Demasiado, a lo mejor, pero que no hace alarde de eso.
Lo que digo es: yo me valgo por mi misma para casi todas las cosas, inclusive sufrir. No pido que me consuelen, ni que me acaricien la cabeza.
Lo único que pido es que no me hagan las cosas más difíciles. Me cuesta mucho estar alrededor de la gente, saltando como bambi para que se enteren que, por no estar tirada en la cama, estoy por ahí.
Y entonces pienso, siempre lo pienso, que el que no tenga ganas de estar cerca, se aleje. Estoy haciendo lo que puedo y me cuesta un triunfo hacerlo. Sería bueno que alguien lo valore.
Es esto. Estoy cansada y a punto de tirar la toalla. No es una amenaza. Es un aviso. El que lo sepa comprender, si le importa, que haga algo. Y si le resulta indiferente es el momento de rajar por la derecha.
Y para todos aquellos que todavía crean que hay alguna lucha por ganarme, ni se esfuercen. Ya ganaron. No tengo nada por lo que pelear.
Por eso, el que se quiera ir, la puerta está abierta. No esperen que sea yo la que los convenza de por qué se tienen que quedar cerca. Nunca hice esas cosas, se me comprenderá que no lo haga ahora.
Esto es lo único que puedo ofrecer ahora.
No me lo hagan más difícil.
Pero, por favor, por favor, cuando pase algún tiempo, no me pregunten a mí porque dejamos de hablarnos o de vernos o de conversar virtualmente. Por lo menos, haganme ese favor.

Gracias.

2 comentarios:

La Ruiva dijo...

Yo no se lo que es pasar por esto, entonces no se como actuaría, pero lo mas probable sería tirarme en la cama a llorar hasta morirme.
Entonces, para mi, lo que haces no es poca cosa.

beso

Anónimo dijo...

Y hacés muy bien, pero no te fuerces por los demás si eso te daña.Lo que te ha tocado vivir estos últimos tiempos es muy ....no tengo el calificativo, pero vos me entendés,y creo que te entiendo.No me ha pasado pero entiendo tu dolor, tu desesperanza que hoy no son palabras de un cuento son realidades.Nadie puede pedirte nada.Y el que no pueda acompañarte así, que se retire, tenés razón. Aquí estamos, algunos que mucho te queremos.
Pero Von, dale pelea a la vida ,aunque el camino esté difícil y árido,no bajes los brazos, cantá como nos enseñaste.Hace unos días te prometí seguir cantando porque vos, Von,me enseñaste a hacerlo.Cantá conmigo en honor a Pauli, por toda la felicidad que te dio,por su hermoso recuerdo.Y tratá de ser feliz , con los recuerdos, con los perfumes, con todo lo que te la recuerde.Hacé un altar en vos,solo para ella y seguí adelante, vos te lo merecésy su tierno recuerdo también.