miércoles, 20 de mayo de 2009

Lo que se dice

cuando uno está todo el día en el servicio de Neonatología

  • "Puta, llego tarde."
  • "Que esté todo bien, que esté todo bien, que esté todo bien. Dios mío, que esté todo bien."
  • "Hola, mi amor. Hola, hermosa. Hola, hija"
  • "¿Hizo caca? ¿Cuánto pesa? ¿Por qué tiene esa vía? ¿Está todo bien? ¿La puedo tener a upa?
  • "Estaba la reina batata, sentada en su plato de plata.", etc.
  • "No, no. No te arranques el respirador."
  • "Linda, te quiero mucho." "Mirenme, soy feliz entre las hojas que cantan", etc.
  • Monólogo interior: "Setenta y seis días. Setenta y seis noches. Estoy cansada" Voz alta: "Qué linda que sos. Te quiero, Paulina."
  • "Me estás mirando! Y te reís!"
  • "En un ratito, llega papá. Viene papá, viva!"
  • "Llegó Papá! Bieeeeeeeeen!"
  • "Querés tenerla un ratito?"
  • Monólogo interior: "tengo hambre." Voz alta: "de qué te reís, preciosura?"
  • "Te acompaño hasta el trabajo"
  • Monólogo interior: "Camino por Corrientes, miro lo que hay en Once. Doblo por Larrea hasta Córdoba; camino una cuadra por Córdoba y me vuelvo al sanatorio"
  • Monólogo interior: "Estoy cansada. No me tendría que haber ido. Me tengo que sacar leche. Que esté todo bien, que esté todo bien, que esté todo bien. Dios mío, que esté todo bien"
  • "Y tu bebé, cómo está?" "Me alegro" "A qué hora nos dejan pasar?"
  • "El sacaleche me tiene podrida. ¿Cuándo se va a terminar esto?"
  • "Hola, Pauli, cómo te portaste?"
  • "¿Hizo caca? ¿Está todo bien? ¿La puedo tener a upa?
  • Popurrí de canciones.
  • Monólogo interior: "tengo sueño, tengo sueño. Mucho sueño. Me tiraría al piso a dormir. Tengo mucho sueño. No me puedo dormir. Y si se me cae la nena? Concha de la puta lora."
  • "Me voy a tomar un café y vuelvo."
  • "Un café en jarrito, sin cortar"
  • "Volví. ¿La sacamos?"
  • "Te duele la panza? No llores, Paulina. ¿Estás incómoda? Cuando estemos en casa vamos a (lista desplegable de probables actividades); no llores. Ya está, mi amor. Ya pasó.
  • Monólogo interior: "Se acabó el rollo de cocina, el papel higienico, la coca, el detergente. Hay que ir al supermercado. O pasar por el chino. ¿Qué vamos a comer, hoy?"
  • Tarareo en m de The Scientist.
  • "Había una vez un bru, un brujito que en Gulubú", etc.
  • "Había una vez una vaca, en la Quebrada de Humahuaca", etc.
  • "Te hiciste caca?"
  • Monólogo interior: "Casi un día menos. Casi otro día vencido. Fuerza, hijita. Vamos que falta menos."
  • "En un ratito viene papá. Sí, en un ratito, viene papá de trabajar"
  • "Te dormiste".
  • Silencio. Monologo interior: "Quiero dormir un año completo. No sé cómo voy a hacer mañana para hacer esto otra vez. Tengo que llamar a mis amigas. Tengo que llamar a mi mamá. Tengo que llamar al trabajo. Tengo que presentar la carta pidiendo la licencia. Tengo que, tengo que, tengo que."
  • "Qué te pasa? Te duele la panza? Tenés frío? Tenés calor? Tenés sueño? Por qué llorás? Cuándo vas a llorar a los gritos, así puedo saber qué te pasa? Por qué los bebés no nacen sabiendo hablar?
  • "El ciempiés es un bicho muy raro", etc.
  • "Ya viene Papá. Dale, Pauli. Ya viene."
  • "Llegó Papá! Bieeeeeeeeeen! Viva!"
  • "Marina, le pasamos la nena al papá?"
  • Monólogo interior: "Cuándo vamos a estar en casa? Cuánto más falta? Cuántos días, cuántas noches, cuántas horas? Por qué siempre hay que esperar tanto para todo? Por qué tuvimos que pasar por esto? Por qué tenemos que pasar por esto? Por qué siempre todo cuesta tanto sacrificio? Cuándo empieza la vida real? Cuándo me voy a olvidar del sanatorio? Cuando me voy a dejar de sentir asustada, llorosa, cansada, triste, preocupada? Cuándo?"
  • Monólogo interior escondido detrás de una sonrisa: "Estoy muy cansada pero no me puedo quejar. Si yo estoy cansada, Paulina está más cansada que yo. Buena cara. No llorar. No llorar nunca delante de la incubadora, ni de la nena. Tengo que lavar la ropa. Hay jabón? Hay que planchar la ropa. Tengo que sacarme leche. La concha del sacaleche."
  • "Todo bien, vos?"
  • "Sí, se portó re bien, hoy." Monólogo interior: "No tengo fuerza ni para hablar."
  • "Sí, vamos." Monólogo interior: Pasará bien la noche? Me extrañará? Le harán upa, si llora? Tendrá miedo cuando se queda sola? Se olvidará para siempre de esto? Y si nos quedamos a dormir acá, en un rincón? No me quiero ir pero no me puedo quedar. Siempre lo mismo: Querer vs. poder. Qué mierda."
  • "Hasta mañana, mi amor. Te quiero mucho." Monólogo interior: "Te extraño mucho. Portate bien. No llores. Mamá te adora más que a su vida. No deja nunca de pensar en vos. Se va pero siempre está con vos. No te sientas sola. Te quiero, hija. Te quiero mucho, mucho, mucho."
  • Monólogo interior: "A seguir la vida en casa. Hoy tampoco voy a poder dormir."



Setenta y seis días. Setenta y seis noches. Todavía falta un poco más.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Postal urbana

Un edificio encajonado frente a una ventana o al revés: una ventana frente a un edificio gris, encajonado y lleno de ventanas que, como ojos, me miran.
Son ventanas viejas, sucias, rotas. Son ojos cansados.
Desde el óxido, esperan una respuesta, una reflexión, una decisión. Esperan algo.
Cortinas de enrollar torcidas; palomas anidando en los huecos en donde supieron estar los equipos de aire acondicionado; cables que cruzan la pared manchada de mugre de ciudad, en líneas raras, como si fueran venas, como si a todos esos ojos, alguna vez, se les hubiese dado por llorar.
El cielo está gris. Se prepara desde hace rato para una tormenta que no llega.
Y las ventanas mirándome, todas ellas, preguntándome una y otra vez:
¿Qué vas a hacer cuando llegue la tormenta?
¿Qué vas a hacer?
Y yo no sé qué responder.

jueves, 7 de mayo de 2009

Caro Michele/39

La vida interrumpida, Miguel querido. La vida en pausa. A veces, me parece que estoy soñando y que me voy a despertar y que todo va a estar como antes. Y aunque, sería muy tranquilizador estar soñando, extrañaría mucho a Paulina.
La vida es Paulina. La vida interrumpida es Paulina en el sanatorio. Es incomprensible. Es como alguien tuyo que no es tuyo. Alguien por quién tenés que pedir permiso para tocar, para cambiarle los pañales, para hacerle upa. Es tan difícil que a veces creo que no me da el cuero. Pero saco fuerzas, no sé de donde, y el cuero me da, un día más, porque esto es día a día.
De las 24 horas, 19 son Paulina. Cuando la veo y cuando no la veo. Cuando la extraño. Cuando la extraño mucho. Cuando pienso en si dormirá o estará despierta. Si le pondrán el chupete cuando llora. Si me extrañará tanto como la extraño yo a ella. Cuando pienso en hasta cuando vamos a vivir así.
Pero no desespero. Espero y espero. En esta vida, siempre me toca esperar.
Cuando la vida no es Paulina, es silencio. Y es cierto que, durante mucho tiempo, yo fui de esas que pensaban que cuando no hay nada que decir, lo mejor es decir nada. Pero en estos meses no me estoy llevando bien con el silencio. Necesito palabras. De aliento, de consuelo, de cariño, que den fuerza, que den ganas, que me ayuden.
Y si bien están todos los de siempre haciendo el aguante, no alcanza. Y no alcanza rezar. Y no alcanza nada. No me llevo bien con la insatisfacción. No me llevo bien con esta dependencia al ruido, a las palabras.
Pero necesito ver vida. En todas partes. Mucha vida para que me ayude a esperar a mi hijita que la pelea todos los días, mucho más y mejor que yo. Qué orgullosa estoy de mi niña, Miguel, no te das una idea.
Y sí, a veces, todo me parece un sueño. Y todo el tiempo, me parece que esta no es la vida real. Que yo no soy la yo de siempre. Y también necesito recuperar eso que era. Lo que era yo, antes de esto. Antes de que Paulina naciera. Recuperarme para ella. Para que cuando ella esté conmigo sepa que no soy esa persona asustada por todo, todo el tiempo.
Que sepa que soy también, esa persona que se repone rápidamente de las cosas, menos cuando no la quieren. Que resiste los embates, menos cuando nota que a nadie le importa su esfuerzo. Que la rema con ganas, sólo cuando alrededor también hay ganas.
Necesito que sepa, que además de ser su mamá, estoy yo. Y que todo eso junto, está para que ella sea muy feliz.
Porque de lo único que puedo darme cuenta, Miguel, es que no hay otra preocupación mas que conseguir la felicidad. Que no importa lo que haya que hacer. Hay que buscar ser feliz como se pueda. Por un rato, por todo un día, por un mes, un año, por toda la vida, si es que el concepto "toda la vida" existe.
Hay que ser feliz como se pueda, pero hay que ser feliz. Más que cualquier otra cosa en el mundo.
Lo único que me voy a llevar de acá, cuando me vaya a verte, es la felicidad.
Y la felicidad no es silenciosa, viste.
Estoy harta del silencio.
Harta de verdad.
Muchos días me siento sola.
Hoy me siento así.
Ya se me va a pasar.
No sabés cómo te extraño. No te das una idea.
No sabés cómo te necesito.
De entre toda mi gente perdida, sos el que más necesito, Miguel.
Quedate cerca.
No puedo con todo sola.
Necesito que me hagas el aguante, esta vez, otra vez.
Seguí cuidando a Paulina cuando no la veo. Abrazala. Y hacele saber cuánto la quiero.
Nos vemos.
En un tiempo.