Quisiera poder conversar, hacer chistes, ser ingeniosa, encantadora, atrapante, divertida. Por lo menos, entretenida. Aunque sea un rato.
Pero soy nada. Y todo lo que tengo para escribir es tan mío y tan de ella que no puedo compartirlo. Con nadie.
Así que esto: Nada.
La nada misma.
Todo es nada.
Y esta sensación de "nopuedeser" que no se pasa.
Y los diálogos que ya no puedo empezar.
Y las preguntas que tendría que hacer.
Y los días que no pasan y que nunca van a pasar.
Y toda la vida que había por delante que ya nunca va a existir.
Y hacer de cuenta que me levanto, que nunca voy a hacer escándalos, que no me va a agarrar una crisis de llanto, que no voy a gritar, que no me desespero, que sigo, que tengo fuerza, entereza o lo que putas fuera.
Y que ya no lloro todos los días aunque llore todos los días sin que nadie lo sepa.
Y perder la fé. Y no poder creer.
Y vacío.
Eso. Nada.