lunes, 31 de marzo de 2008

Caro Michele/20

Viste, Migue, ese lugar común que dicen las viejas, cuando se muere alguno? Ese que dice que si se te mueren los padres, sos huérfano pero que si se te muere un hijo, no hay nombre que te defina?
Hace unos días, vengo pensando, que es lo mismo cuando se te muere un hermano o un amigo. No hay forma de definir en qué te convertís cuando uno que camina al lado tuyo, que jugó a tus juegos, que bailó a tu ritmo, vamos, que vivió con vos, se muere.
Esa muerte nunca suma nada. Vos no sabés, porque todos tus amigos están vivos pero cuando se te muere un amigo, lo único que podés sentir es que tu propia muerte está cerca o que te estás muriendo un poquito. Una mierda, viste? Porque uno siempre piensa que no le va a tocar. Que esas cosas, las cosas trágicas les pasan a los demás. Hasta el día que te toca. Morirte o vivir. Morirte o resucitar. Vos sabés que para mí, hermanos y amigos, son más o menos la misma cosa. A lo mejor, porque mis amigos son casi mis hermanos, a lo mejor porque mis hermanas son mis mejores amigas. La cosa es que yo no recuerdo mucho de cuando estuve internada, pero me acuerdo de ellos. De mis amigos y de mis hermanas y de que faltaba poco para Navidad. Y que todos, los siete hermanos/amigos, estuvieron conmigo todos los días. Aún, esos días en que yo no los quería ver. Y lloraban a escondidas y se enojaban con todo el mundo y con nadie, porque esas cosas -un amigo en una cama, un amigo en terapia, un amigo medio vivo, medio muerto, un amigo que sufre- no le tendrían que pasar a uno, que es buena gente, que viene de una familia de laburantes, que tira para adelante. Esas cosas, esas tragedias de todos los días, les tendrían que pasar a otros. Porque no se las merece uno, ni se las merece el amigo/hermano que les puso el cuerpo. Pero no tenés con quién agarrártela. No tenés a quién echarle la culpa de lo que pasa. Porque pasa cuando no te lo esperas, como cuando te agarra una ola revoltosa en el mar, mientras te estás volviendo a la playa, y te deja patas para arriba y con el culo al aire.
Algunos zafan, a veces. Algunos se recuperan. Otros, no. Otros se van.
No sé. Pienso en esto porque hoy leí a un pibe que está enojado porque se murió un amigo, un conocido que quería mucho, a lo mejor y está indignado.
Y yo pensé que no es para menos. Porque habiendo tanta gente que se tendría morir, tanta gente de mierda en todo el conchudo mundo, parece que siempre se mueren los buenos, viste.
Como si fuera un castigo. ¿De quién? ¿A quién? ¿Por qué? ¿Para qué? Todas preguntas que nunca tienen respuesta. Y no hay consuelo. Y el consuelo no alcanza.
Porque no sabés en qué te convertís cuando se te muere un amigo o un hermano. Y aunque, en algún momento lo sepas, no te alcanza.
Eso nomás. Ya sabés.
You turn all over. It pains me. Please just leave it.

domingo, 23 de marzo de 2008

Miedo

Tengo miedo. Algunos días tengo miedo, como todos, como cualquiera.
El que diga que nunca tuvo miedo, miente.
Hoy tengo miedo. No sé a qué. No sé por qué. Sí, sé por qué. Tengo el miedo que tiene todo el mundo. Ese miedo anticipatorio, el que viene para decirte "vos sabés". Tener miedo, nunca es una buena señal.
Qué bueno sería que el miedo fuera como en las películas. Nunca tienen miedo antes. Nadie tiene miedo antes de que pase algo, salvo Donnie Darko. Todos los demás, se asustan después.
Pero ya sabemos que esto no es una película, y que en una película nunca tienen miedo antes,porque una vez que terminan de rodarla y de exhibirla, cada uno se vuelve a su casa, entero, sano y salvo.
Y en eso nunca se va a poder comparar esto con una película. Porque si algo sé de mi miedo es que justamente, cuando aparece, no sé si voy a volver a casa entera, sana y salva.
Qué garcha.

viernes, 21 de marzo de 2008

Así

Comes the morning
When I can feel
That there's nothing left to be concealed
Moving on a scene surreal
No, my heart will never
Will never be far from here

Sure as I am breathing
Sure as I'm sad
I'll keep this wisdom in my flesh
I leave here believing more than I had
And there's a reason I'll be
A reason I'll be back

As I walk
The Hemisphere
Got my wish
To up and disappear

I been wounded
I been healed
Now for landing I been
Landing I been cleared

Sure as I'm breathing
Sure as I'm sad
I'll keep this wisdom
In my flesh

I leave here believing
More than I had
This Love has got
No Ceiling

Tu cumpleaños

No sé si vas a ver esto hoy, que es 21 o mañana o pasado o cuando. Pero si alguien merece un post de cumpleaños sos vos.
Feliz, feliz por muchos años, bicho raro, extraño humor.
Y gracias por todo.
Acá, parte de mi regalo: mi beatle favorito y la canción que más me gusta.
Feliz, feliz en tu día.

jueves, 20 de marzo de 2008

Caro Michele/19

Lo de siempre, Migue, lo de siempre. Los otros y yo; yo y los otros. Pero esta vez, las otras. Qué complicación. Qué complicación interactuar. Perras, dirías, se ladran, se muestran los dientes, se huelen y se vuelven a mirar. Algo así. Algo así, Migue. Qué tristeza me da, a veces. Con lo que cuesta todo por acá.
Estos días no son buenos porque no llegan las definiciones y siempre me patean diez días para adelante y la tripa se me hace un nudo. Y no quiero pensar y cuando no quiero pensar, ya sabés, me meto en cualquier lado, porque si pienso, porque si me pongo a pensar es todo peor y ya estoy cansada hasta yo, de mí. Y entonces, entro a un lugar cualquiera, en cualquier dimensión de la vida, que es siempre virtual, porque la realidad quién saben bien qué es y me hago la payasa, me paso de densa, ya sabés. Ya sabés como soy cuando no quiero pensar; digo guarangadas y puteo y peleo siempre de mentira porque no sé pelear de verdad y a veces, me paso de lista pero en general, sin generar mayores desastres. Y me voy cambiando de disfraz: el carlito, la madre superiora, la que no entiende, la que entiende pero hace de cuenta que no, la que juega con las palabras. La que se calla la boca porque no tiene experiencia como madre y todavía se comporta como hija adolescente. La que está silbando y mirando para cualquier lado y de repente percibe esa cosita de mujeres y primero lo toma a risa, y después ya no le causa gracia y más tarde cuenta hasta mil, y en el momento menos oportuno, reacciona.
Tengo la paciencia corta, estos días, Migue. Y a veces, estoy muy cansada de todo. Y a veces, no me dan ganas de levantarme de la cama. Y a veces, me duelen los ovarios o me siento una "chica Dickens", jé. Y yo sé que nadie tiene la culpa, ni nadie tiene la obligación de soportarme. Pero también sé que yo no le saco nada a nadie, nunca. Y que intento zafarla como puedo, ni siquiera como quiero. Y que estoy cansada de chocar porque el molde me queda chingado.
Igual, está todo bien y no importa. El mundo está lleno de chingados.
Extraño a R mucho más de lo que pensé. Y K está llena de trabajo, pobre. Mis amigas, mis hermanas, mi preciosura, la que todo lo puede, mis compañeras de trabajo. El mujerío rondante de mi vida que no hace esas cosas de perras, como dirías vos.
Que no llaman la atención a los gritos, ni están tan arriba que parecen una manifestación de sopranos cantando la marcha peronista en la puerta de mi depto. Pero ellas, como yo, debemos ser las anormales; las que vamos a sacarles algo a las otras, como si alguna de todas nosotras -las otras, las mías y yo- fuésemos dueñas de algo.
Que ganas de ser hombre, me dan a veces, Migue. Porque si lo fuera, al menos, tendría motivos para no entenderlas y que no me entiendan, no?
Te escribo pronto. Cuando se apague el incendio.

lunes, 17 de marzo de 2008

So don't confuse me, Mr.

Ah, si yo hoy tuviera fuerza, todo esto te lo digo en la cara. Pero no tengo fuerza, así que, acá te lo dejo escrito y abajo te lo dice ella, si?


I'm like a beggar with no luck
I'm holding signs up
On your street corner stops
Like most you try not to see me
You stare straight ahead
Ignore the responsibility
Excuse me...excuse me Mr.
I've been waiting in line
And I'd like to buy some of your time
I'm very anxious, eager, willing
What's your billing?


So please excuse me Mr.
You've got things all wrong
You make it feel like a crime
So don't confuse me Mr.
I've known you too long
All I need is a little of your time

For most love comes for free
They don't pay the high cost
Of mental custody I'll pay bail for a guarantee
Please make space for me
In the time yet to be

Excuse me...excuse me Mr.
I've been waiting in line
And I'd like to buy
Some of your time
I've been saving up my life
What's your price?


What should I do
I'm about to crack
And there's a force
That comes over me
It's almost as if I'm tied to the tracks
And I'm waiting for him
To rescue me
The funny thing is
He's not going to come
He's not going to find me
This is a matter of fact
The desire you lack
This is the way I guess it has to be...

A little of your time
I need a little of your time
Please,a little of your time


I'm in line to buy time
I'm in line to buy time


viernes, 14 de marzo de 2008

Caro Michelle/18

Querido, duermo poco, duermo mal. Sangre. Sueño con sangre. Que me sale sangre, que piso sangre, que veo sangre. Mierda. Rojo sangre. Bolsas de sangre que cuelgan de caños plateados. Asocio, como con todo: cambio de sangre, te cambia la sangre, te da vuelta la sangre. Algo así. Incoherencias de cualquier hora porque da igual, a veces, si es de día o de noche.
Sueño que tengo fiebre. Cuarenta grados, a lo mejor, más. Me despierto y me toco la frente. Tengo sueños demasiado verosímiles. Me asusto. Viste como soy. Me asusto fácil. No parece, ya sabés: me gusta hacerme mala fama.
No hay santo al que prenderle velas, ni promesas a cumplir o cumplidas. Hay que esperar y viste como me pone la espera, Miguel. Me mata la incertidumbre. Entonces camino y camino, Juanito, el caminador.
En Charcas y Bulnes, había un hombre tirado sobre lo que parecía ser una de esas cosas del gas. No te dabas cuenta si estaba vivo o muerto o si dormía. Estaba ahí, tirado.
La gente salía de la panadería de la esquina, lo miraba y seguía de largo. El tipo ahí, como si se hubiese desmayado o caido. Un tipo enorme, como una ballena, con la remera más chica de lo que necesitaba y la barriga al aire.
Yo caminaba revuelta, mareada, pensando en lo que pasó, en lo que pasa, cantando, tapando el ruido que me hace la cabeza con la música y lo ví ahí: el tipo tirado, la panza al aire, sucio, ni vivo ni muerto ni dormido.
Me quedé mirándolo un rato como cuando miro a la preciosura dormir, y me fijo que se le mueva la panza. Al tipo no se le movía la panza. Y la gente pasaba y paseaba perritos que seguro, seguro estaban mejor comidos que ese tipo que tenía el tamaño de una ballena y se despatarraba sobre esa cosa del gas. Y una chica que esperaba el 111, lo miraba de reojito y se agarraba de la cartera fuerte. La chica le tenía miedo al tipo, que no sabías si estaba vivo o muerto o dormido o borracho o desmayado. Y yo los miraba a los dos.
Cerré los ojos. Di un paso. Y otro más. Y me agaché un poco y pensé que esperaba que no estuviera frío. Le toqué el hombro al tipo, despacio y me moví hacia atrás, por las dudas. Una trompada es lo último que necesito estos días.
Una mujer mayor me gritó "No lo toques", me gritó desesperada, como si el tipo me fuera a contagiar alguna cosa terrible por tocarle el hombro con la mano. No pude sentir si estaba frío o no, por el grito de la mujer, que me asustó más que el tipo medio vivo, medio muerto.
Salió el vigilancia de la torre. Me miró. Me preguntó si me había hecho algo. Yo pregunté quién. Ése, dijo y lo señalo así, con el mentón. Dije que no con la cabeza.
Hace mucho que está acá, le pregunté al vigilante. Ni idea, me dijo. A lo mejor, estuvo todo el día. Recién lo veo. Te vi a vos.
Claro, pensé, yo podría ser vecina y el tipo ballena medio muerto, medio vivo, medio dormido, medio invisible, nos afea el barrio. Le toqué el hombro otra vez.
Y entreabrió los ojos y el tipo ballena era un pibe que, a lo mejor, Migue, tenía veinticinco años como mucho. No me miró mal. Me miró. Y creo que se asustó un poco por todo.
Te sentís bien, le pregunté. Sí, dijo y se pasó la mano por los ojos. Seguro, le pregunté. Sí, me senté un rato, estaba reventado. Llamaron a los ratis, me preguntó. Dije que no.
Comiste, le pregunté. Sí, me dijo y se sentó sobre ese coso de mierda que no sé como se llama, que le marcó toda la espalda y le dejó el logo del gas marcado en el brazo. Qué comiste, le dije.
Mate.
Eso me dijo. Mate.
Quedate acá, le pedí. Y entré a la panadería que estaba justo justo enfrente del hombre-chico ballena y le compre unas empanadas y una botella de seven up, y un kilo de pan y no sabía qué más comprarle. Porque no había con qué comprar. No hay con qué comprar lo que ese tipo-chico ballena necesita, Migue. Me desespera.
Me volví con la bolsa. Se la dí. Me dijo que andaban los hijos por ahí. Me los señaló. Y yo le sonreí pero más por no llorar que por otra cosa. Pero no llorar de lástima, llorar de bronca, de no poder cagarme a trompadas con el vigilante, de no tirarle de los pelos a la vieja, a las putas vendedoras de la panadería, a la chica de la cartera.
No le tenés que dar a estos, me dijo un viejo. Están acostumbrados a que les den. Y la ligó el viejo, por hijo de puta.
La plata es suya, le grité. La plata es mía, carajo, qué se mete.
Y el tipo-chico ballena se rió del viejo y a mi me gustó que se riera, porque la concha de su madre, alguna vez tiene que ser así.
Gracias, señorita, me dijo el tipo-chico ballena mientras yo me iba y le hacía un saludo con la cabeza mientras me ponía los auriculares.
A mitad de cuadra inauguraban un negocio de pelotudeces gastronómicas. La gente tomaba vino no sé cuanto, en vasos de plástico. A los costados del negocio esperaban dos mujeres con bolsas de esas de tela para juntar los vasos que los otros iban a tirar cuando pasaran al queso de cabra con finas hierbas. La molestia no es que coman queso de cabra, Miguel; lo molesto es el contraste, lo molesto es que a los que no comen queso de cabra no los vean o les tengan miedo. Es para empezar a los gritos.
Estaba por cruzar Güemes, me frenó el semáforo. Vos viste lo cagona que soy con el tránsito. Y la música al taco retumbando en la cabeza. Y que más de una vez sueño que me llevan por delante cuando cruzo y que vuelo por el aire y que escucho el ruido cuando me caigo sobre el asfalto: slup y el sonido se detiene. Estaba con eso, con los sueños que sueño cuando sueño. Ahí metida, en lo que no le cuento a nadie o a cualquiera. Los oídos tapados, los ojos abiertos pero mirando para adentro, muda.
Algo áspero me tocó la mano. Me tiró de los dedos. Bajé la vista y un pibito chiquito me decía algo. Sí, la cara sucia y todo lo real que los que saben escribir transformaron en un cliché literario: mocos, mugre, descalzo. La calle, Migue. La mugre, la basura. La basura tiene el mismo olor a mierda en todos los barrios, viste.
Le hice seña al pibito para que esperara, me saqué el auricular. Qué, le pregunté.
Que tomá. Dice mi papá que Dios te bendiga, me dijo el pibito y me señaló para atrás mío. Di vuelta la cabeza y el tipo-chico ballena más vivo que muerto, esperaba al pibito. Metí la mano en el bolsillo, te juro que metí la mano en el bolsillo y le hubiese dado todo lo que tenía encima. Pero el tipo me hizo que no, y le silbó al pibito que se volvió al lado de él, corriendo.
Miré mi mano. Un cartón plastificado, todo sucio y doblado, con un calendario del 2003, dejaba ver todavía, la imagen de San Cayetano. Un San Cayetano para mí. Justo ahora. Es un milagro, no te parece, Migue. A mí me pareció un milagro. El milagro chiquito que siempre le pido a Dios.
Crucé la calle y el pibito y su papá se volvieron al lugar donde yo había estado mirando si el tipo ballena estaba vivo, muerto o dormido.
Por Santa Fe, las botas cuestan 350 pesos. Y la basura se amontona en las esquinas, donde a veces, se tiran los pibes a dormir mientras esperan que los encargados saquen las bolsas. Los colectivos les pasan finito pero ellos están ahí, arriba de los carros vacíos y vos los mirás y no sabés si están vivos o muertos o dormidos. Pero están vivos. Aunque nadie los vea, ni los toque.
Yo no me puedo quejar, Miguel. Ni en mi peor escenario, me puedo quejar. No tengo derecho. Tengo mi San Cayetano en la billetera. Mi milagro chiquito de hoy.

jueves, 6 de marzo de 2008

Yo, mi, me

Es tan fácil para ustedes cambiar, dijo NN o dijo algo parecido que se entendía así.
Y sí, es fácil. O mejor, es fácil cambiar cuando el cambio empezó hace mucho y termina cuando salís de la peluquería.
Una boludez. ¿Quién puede pensar seriamente en que un cambio puede terminar a la salida de la peluquería? Puede pensarlo cualquiera que dejó veinte centímetros de pelo en el piso y que pasó de tener el pelo por debajo del codo para pasar a tenerlo tres dedos arriba de la base del cuello. Yo puedo decirlo. Y puedo decirlo porque desde agosto07 hasta el mismísimo día de hoy pasaron tantas cosas buenas y malas -más malas que buenas- que es imposible seguir igual. Porque todo todito todo, se dio vuelta, se desordenó, se salió de su lugar y recién ahora, unos cuantos meses y litros de lágrimas después, se va acomodando. No está todo bien. Nunca está todo bien. Está mejor. Es un gran avance. Está mejor e irá mejorando, de a poco poquito, como todo este tiempo, porque uno ya no tiene veinte años, porque le cuestan los cambios, porque se adapta lento, porque se frustra fácil, porque, vamos, uno es lo que es y no puede dejar de serlo. Lo mejor es tenerlo claro. Vamos a seguir metiendo la pata. A lo mejor, el rato éste que nos toca estar acá, es eso: una sucesión de metidas de pata, una detrás de otra y cada tanto, acertar, acertarle a la cosa más chiquita, a la más insignificante, pero acertar. Porque uno no puede andar cargando con capas y capas de piel, como la cebolla. No. Uno anda despellejándose por ahí y a veces, justo donde todavía la piel de abajo no está en condiciones, despellejarse duele y duele mucho. Y cuando ya sabés que te va a doler, te da miedo. Y cuando uno tiene miedo, se queda quieto. Por lo menos, así me pasa. Y tuve miedo de todo. De absolutamente todo. En todos los ámbitos. Y el miedo es muy jodido porque se te caga de risa en la cara y te prende todas las alarmas y te dice "ok, esto te va a doler"; "ok, esto te va a asustar". Y por más esfuerzo que uno haga, por más que no quiera tener miedo, lo tiene. Igual, te duele; igual, te asusta.
Pero llega un día que uno tiene tanto miedo que ya no tiene miedo. Se acostumbró tanto a sentir la taquicardía y a respirar rápido y a cerrar los ojos, esperando el golpe, que ya no lo siente. Y ahí respira mejor. Respirás mejor. Y ahí, se tranquiliza el ritmo cardíaco. Te tranquilizás. Y se abren los ojos. Abrís los ojos y mirás.
Ok, no podés dejar de ser como sos. Ok. Pero, ¿por qué pensás que sos siempre igual? Nunca sos igual. No sos igual todo el tiempo. Yo no soy la misma, ni siquiera durante todo el día y no hablemos de las hormonas y de la humedad y del puto riñón que me falta. Hablemos de un día cualquiera. Del día de hoy, que empezó con el pelo llegándome al codo y terminó a tres dedos de la base de mi cuello. Y eso es sólo un ejemplo, por no decir la cantidad de veces que en las mismas veinticuatro horas me sale el carlitos de adentro y la nena y la empleada pública y la puta y la Madre Teresa. Imaginate ocho meses más tarde. Imaginate que cambiás de sensaciones y de sentimientos, de cuerpo, de ropa, de pelo. Ocho meses después, sos la misma y sos otra. Soy la misma y soy otra.
Hoy me miré al espejo, después de muchos meses. Hoy me miré al espejo y me puse contenta. Hoy me miré al espejo y me gusté. No suele pasarme. Pasó hoy. Y me encanté. Y recordé que, alguna vez, estuve encantada de mí y conmigo. Me enamoré de mí como los del comercial de 7up.
Hoy me ví de nuevo. Como cuando ves a esos novios que hace mil años que no ves y decís "mirá qué lindo", así, igual. Cuando te das cuenta que sos todos los libros que leíste y todas las películas que viste y la gente que te quiso bien, y también la que te quiso mal y la banda que más te gusta y todos los demás discos que escuchaste. Sos igual. Sos ese contenedor.
Y yo soy todos mis libros leídos, todas mis películas vistas, los que me quisieron bien y los que me quisieron tan mal; todos los que me ayudaron y todos los que no quisieron o pudieron hacerlo; los que me conocen bien y los que se quedaron sólo con lo que vieron y R.E.M. y Lars y Wes Anderson y Love actually y Cuando Harry conoció a Sally y Los Tenenbaum y la loca de Beth y las canciones de la pobre Selma y Nick Cave y Nirvana y Café Tacuba y Los Redondos y Soda Stereo -con sólo cambiar de zapatillas- y todos mis discos. Soy esa. Y soy otra. Y cuando nadie me ve, soy una llorona que no se la banca, una fanática de la melancolía y una estrella de rock que salta por toda la casa bailando y cantando, pero cuando me ven, soy la consentida de la que todo lo puede, la tía de la preciosura, la hermana mayor, la amiga de mis amigos, la que juega con el que juega y pasan los días jugando, la que busca laburo sin respiro, la que reza, la que canta y tantas otras. Todo eso junto y mezclado y revuelto, con altas dosis de humor negro y dramatismo, mucho látigo (narcisa, ególatra, idiota, histérica, frígida, rígida, torpe, ignorante) y mucho remo (no importa, no importa, todavía aguanto un poco más). Más encanto que belleza y si me dejás escribir, te conquisto el mundo o te lo invento y te lo hago creer o te lo cuento y vos te ves ahí, en el reflejo. O hago el intento. A veces, me sale bien. Es lo que más me gusta hacer. Lo que más me gusta hacer entre todas las cosas que se pueden hacer en el mundo.
No está todo bien. Las cosas no cambiaron casi nada. Aún siendo yo, soy otra. No se arregló nada. Todavía no se arregló nada pero hoy me ví en el espejo y me gusté mucho. Y me puse contenta por mí y por los que vienen conmigo, los que quedaron después de estos meses porque ellos me veían pero yo no. Y hoy me ví. Y ya no tengo miedo. Porque me cansé de tener miedo.
Supernatural, superserious.
Vos, ¿qué ves en el espejo? Vos. ¿Qué ves cuándo te ves en tu espejo?


miércoles, 20 de febrero de 2008

Caro Michele/17

To be yourself is all that you can do, Migue.
Así empiezo hoy, livianito. Por más contenta que esté -y estoy contenta- siempre tengo esta pena en el corazón, jé. Algo así. Melancolía, ponele. Nostalgia, qué sé yo. Por más contenta que esté -y lo estoy, a pesar de todo-hay un momento en que se me arma el nudo de angustia en el estómago y sube y sube hasta la garganta. Ya no llega a los ojos. Hace muchos días que no llega a los ojos y no sé si no es peor, porque el nudo me cansa un poco. Las cosas no van a salir como esperaba. Al menos, eso va indicando el boca de urna. Van a salir de otra manera y espero estar preparada como para que la decepción no me pegue demasiado fuerte. Hay que volver a la realidad y, a lo mejor, anestesiarse un poco. No sentir "la cosa" tan cerca, tan fuerte. Ponerse tapones en los oídos, como esos tipos que trabajan en las fábricas y no escuchar el ruido del golpe. No sentirlo. Viene, eh. Yo sé. Lo espero. Lo veo venir por más que intente "poner buena onda", "pensar en positivo", "pensar en verde" y todas esas cuestiones. Porque, en el fondo, la cuestión es siempre la misma: si hiciste hasta tu mejor esfuerzo y lo que querés no sale, te tenés que conformar con lo que hay. Untarte en aceite y que todo te resbale. Buscar otras cosas, en otros lugares y dejar pasar (más) el tiempo. A lo mejor, un día... un día. O tirar la toalla. If there is some confusion,who's to blame?
Pero no se puede tirar la toalla en todos los frentes. Creo. No estoy segura. No sé nada, sólo veo venir una ola inmensa, de esas que te llena de arena hasta en los lugares donde pensás que no podés tener arena. Y quiero que esta vez, cuando la ola se esté volviendo hasta ese lugar en donde las sirenas giran los dedos para armar las olas, no me deje asustada y patas para arriba. How could I be so blind, mis-sighted,
not to see there's something wounded deep. Look at this, it's me, walking away.
Así las cosas. YOU WANTED ME TO BE SOMEONE THAT I COULD NEVER BE.
¿Te acordás que nos gustaba el mar y que cuándo fuéramos viejos íbamos a vivir en algún pueblo de la costa? Tuve ganas de quedarme esta vez, otra vez. Aunque ya no soy amiga del mar, como antes. A lo mejor, es ahí dónde no hay que tirar la toalla. En cambiar de vida pero cambiarla en serio. Dejar de preocuparse, dejar de pensar, dejar. Dejar todo, de una vez. Dejarlo ir. Saber que no nos toca en esta vuelta, qué se le va a hacer. I see it, I feel it. This town is going wrong. It's turning away.Dont go back to Rockville and waste another year.
Por suerte queda la música y los libros y todavía no hay impuesto a escribir, ni a usar papel o gastar tinta o teclas. Y ya sé, vos lees esto y pensás que estoy peor que al principio pero no. Tengo eso que te digo antes. Como una mancha de tinta que está siempre y que a veces, a cierta hora, se empieza a expandir como si toda yo estuviera hecha de papel secante. Y por más que me empeñe en qué esa mancha no está, por más que disimule, por más que esté contenta -como estoy ni yo sé bien por qué- llega el momento en que aparece y todo me resulta demasiado pesado, agotador, me cansa, me fastidia y como sugiere NN, me dan ganas de encerrarme en una cueva que no tenga ni siquiera una ventana y tapiar la entrada. Quedarme ahí adentro, con los libros y los discos y unas fotos, porque viste que me cuesta acordarme las caras cuando paso algún tiempo sin verlas. Qué sé yo, Migue.
I can't believe where circumstance has thrown me and I turn my head away if I look I'm not sure that I could face you. Not again. Not today. Not today.
A veces, me gustaria escribirte otro tipo de cosas pero ya sabés, acá no lee nadie, pero está a la vista de todos. A veces, me gustaría ser más sincera pero ya soy todo lo sincera que se puede ser, por acá. Esta noche/madrugada es una de esas en que te extraño de nuevo, porque si estuvieras acá y yo estuviera con el nudo en la garganta o en el estómago, vos me mirarías y me dirías que largue. Y yo largaría como siempre, con puntos y comas y nombres y apellidos y pelos y señales todo lo que digo en media lengua. Entonces, vos pensarías un rato y después me dirías alguna cosa de las que me decías y yo lloraría un poco y vos me pasarías un pañuelo y después, veríamos una película o nos iríamos a dormir y al otro día, a mí se me ocurría alguna idea nueva, alguna cosa con la que compensar lo que no se puede conseguir y todo estaría bien.
Pero eso sólo pasaría si vos estuvieras acá.
Unas cuantas personas que conozco me dijeron la misma frase: "no sé cómo ayudarte" y yo digo que está bien, que no hay forma porque nada de lo que está sucediendo alrededor mío depende de mí, ni de los que quisieran ayudarme. El lado bueno es ese.
El lado malo es que hay algunas otras que me vienen a explicar cómo son las cosas. No tengo muchas ganas de escucharlos. Me lo dicen para mi bien, claro, porque me quieren, ya sabés como está el mundo lleno de bien intencionados pero me cansa un poco que me "reten"; que me digan que no hago lo suficiente, que le echo la culpa de todo a los demás, que no me hago cargo de mis asuntos. Es fácil fácil arreglar la vida ajena. Es fácil verlo desde la comodidad del observador. Y es fácil decirle a otro cómo hacer las cosas mejor cuando el otro ya las hizo como pudo, qué sé yo. No tengo ganas de escuchar esa clase de voces, ni quiero que por "quererme" sientan que pueden decir lo que se les ocurra. Vamos, que yo ya tengo madre y con esa ya tengo bastante. No estoy enojada, eh. Estoy un poco cansada y aturdida de eso y cuando me aturdo, no puedo entender nada, por más que quiera. Y por otro lado, yo nunca supe querer con el látigo en la mano. No me sale. No me interesa. No quiero ser así y nunca quise. Si lloran, acompaño. Si quieren hablar, escucho. Si necesitan ánimo, consuelo. Y no me hago la santa, che. A mas de uno, lo mandé a cagar porque estaba cruzada pero si veo que alguien está rengo, no le voy a ir a patear la pata sana. Con su renguera tiene bastante. Y con lo que le puede doler la pata sana, también. En fin, lo de siempre. Los otros y yo, yo y los otros. Si el otro existe para que yo me vea reflejada, no sabés que espejos deformantes me anduve construyendo, Migue. Por suerte, están los que me conocen bien. Los que no construyen potenciales V. Los que saben. Por suerte están esos.
Me voy. Así estoy. Así está todo. Juntalo, mezclalo, volcalo y es como si estuviera ahí, al lado tuyo.
Todo lo que necesitaba era que una sola saliera bien. De todo el combo, una sola. Una solita.
You said we could start over, try and make it all okay. Didn't you, now? Didn't you?
Acá te dejo. A lo mejor, de tanto extrañarte, hoy te encuentro en sueños. Lástima que
nunca me acuerdo lo que sueño. Pero si apareces, esta noche o mañana o pasado mañana o cualquier día de estos, acariciame la cabeza, abrazame, qué se yo. Alguna de esas mariconadas. Parece que la estoy necesitando porque... porque estoy dejando mucho atrás y todo lo que dejo es lo que siempre quise. Al menos, por ahora.
It's a long, long long road and I don't know which way to go.
If you offered me your world, did you think I'd really stay?
Te gustaría mucho la canción que escucho ahora. De verdad y a pesar de todos tus pataleos, esta canción te gustaría. Y te dejaría más tranquilo, también. Kurt no va a resucitar. Conformate con lo que quedó, como hacemos todos. Dave no está tan mal.
Keep you in the dark. Same old story, Migue. To be yourself is all that you can do.

In time our soul untold
I'm just another soul for sale... oh, well
The page is out of print
We are not permanent
We're temporary, temporary
Same old story

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays
You're the pretender
What if I say I will never surrender?

Carta al padre/2

Te prometí que te escribía para tu cumpleaños y no cumplí. Casi te escribo para el mío. Hubiese estado bien hacerlo porque si vos no hubieses participado aquel día, yo no podría escribir casi nada hoy pero, al final, no te escribí ni un día, ni el otro.
Te escribo quince días después de tu cumpleaños y cinco días antes del mío. En eso nos parecíamos. Cumplíamos años en el mismo mes, veinte días de diferencia, veintiocho años de diferencia. No te voy a escribir muy largo porque tengo abandonado a Miguel hace muchos días y también pretendo escribirle hoy y de última, con vos hablo todas las noches, antes de dormir. No sé si me escucharás porque, en realidad, no te hablo o te hablo pensando o algo así. Te hablo para adentro. Nadie me escucha. Espero que vos sí.
Bueno, feliz cumpleaños, papá. Ahí donde estás, a lo mejor, no se festejan los cumpleaños pero acá, viste como son las cosas. Viene la gente, te saluda, come un poco de torta y a otra cosa. Yo no tengo ganas de festejar mi cumpleaños, este año. O mejor, no tengo ganas de festejarlo como siempre. ¿Te acordás que yo no sabía qué hacer para mis cumpleaños? No sabía si jugar con los chicos o sentarme con los grandes. Todavía me pasa. Si hay mucha gente, no sé qué hacer, ni dónde sentarme, ni con quién hablar, ni qué decir. Como si fuera una inadaptada social (lo soy, no lo era antes, me fui construyendo de a poco) me ponen nerviosa las reuniones de mucha gente, aunque sean los más íntimos -que siempre, al final, terminan siendo por lo menos quince y eso está bueno porque quiere decir que uno tiene la suerte de contar con mucha gente que lo quiere en serio pero también es una especie de enredo en donde no sabés con cuál de los que te quiere en serio ponerte a hablar, primero. Entonces, este año, por primera vez, me gustaría festejar como me gustaría. La que todo lo puede está, obviamente, en contra. "No se puede no festejar el cumpleaños. Trae mala suerte; te parte un rayo; terminás mal el año" y un largo etcétera sin sentido, porque festejé todos los cumpleaños hasta el que está por venir y no me partió un rayo pero casi.
Entonces, me gustaría cenar con mis amigos, el domingo a la noche, mientras entregan los Oscars y brindar con ellos a la medianoche. Y el día siguiente, desayunar con las chicas y la que todo lo puede y después, quedarme en mi casa, escuchando mi disco favorito. Porque me quedan pocos días de tranquilidad y después, todo se va a volver una especie de torbellino del que no me voy a poder bajar. Y acostumbrarme al vértigo, después de tantos meses de tensa calma, me va a costar muchísimo. Y tengo la horrible sensación de que lo que espero, no va a pasar y me voy a tener que conformar con lo que haya y lo que haya, no me va a gustar. Por eso, porque lo que viene está casi firmado que no tiene que ver con lo que yo quiero para mí, por lo menos, quiero pasar el día de mi cumpleaños como se me da la gana, sin crearme ninguna obligación con nada ni nadie. Vamos a ver. Vos sabés que en eso salí a vos: cuando a la que todo lo puede se le mete algo en la cabeza, termino aceptando lo que quiere pero esta vez, al menos, voy a protestar un poco más que lo de costumbre.
No quiero pensar más allá de mi cumpleaños. Es muy incierto todo lo que pueda pasar después y salvo, una sola confirmación que ya tengo sobre un asunto del que hago el esfuerzo por olvidarme, todo lo demás es un gran enigma que no depende de lo que yo haga, diga o piense, por más voluntad que le ponga. Y va a ser empezar de nuevo, en un escritorio diferente, haciendo algo que seguramente no me va a gustar.
Al final, yo te quería escribir por tu cumpleaños y te hablé del mío. Y bueno... son cosas que pasan. Además, cuando yo cumplo años, vos también cumplis años de padre. Te recibiste conmigo. Así que, cuando esté cumpliendo años, justo cuando traigan la torta y canten el feliz cumpleaños y todo eso, voy a pensar un poco en vos, papá. Y te voy a hablar pensando para felicitarte por todos estos años de padre que ibas a cumplir o que, a lo mejor, cumplís igual, qué sé yo. Ya sabés que me gusta engañarme así.
Supongo que ya sabés que estamos todos bien y que por ahora, no va a ir nadie a quedarse con vos. Casi son buenas noticias, no?
Te escribo de nuevo. No sé cuándo. Un día de estos, a lo mejor.

jueves, 7 de febrero de 2008

Caro Michele/16

Instinto de preservación. Instinto de supervivencia, Miguel. Es eso. Esta vez, me di cuenta a tiempo y suelto lo que no es para mí antes de que se me vuelva en contra. A pesar de todo, tuvo su parte buena: ahora sé qué clase de gente quiero al lado mío. Ahora me importa con quién me acuesto y más con quién me levanto y parecer inofensivo, como pensé tantas veces equivocadamente, ya no es suficiente.
No más services. No más polvos de a dos pero yo sola. Esta es la parte buena. Para esto sirvió.
Todo lo demás, bueno, todo lo demás es lo de siempre. Yo sé lo que pasa, supongo que el otro también lo sabe, pero hay terceros en discordia y no vamos a caer en eso otra vez porque ya sé cómo me pega a mí el asunto. No le quiero sacar nada a nadie. Nunca lo hice, no me sale, no podría hacerlo aunque esta vez es difícil porque es como tener la mano ganadora y tirarse a perder.
No puedo sostener tantas cosas importantes al mismo tiempo. Tengo que seguir “luchando” por el laburo. No puedo luchar por el otro tema importante. No me da el cuero. Y para qué luchar una batalla que desde el principio sabés que vas a perder.
Fue una posibilidad más. La posibilidad de haber sido… pero no es. Y no es por mil razones, y yo sé que vos entendés, Migue. Sabés cómo pienso: la oportunidad la tiene todo el mundo, te puede salir bien; te puede salir mal, pero te salió de alguna manera. Algunas veces, mis posibilidades se abortan; se abortan porque en el balance se pierde más de lo que se gana y por lo menos, en uno de los dos temas importantes de la vida, hay que salir hecho. No digo ganador. Digo hecho. Recibir lo que se da, o no recibir nada pero quedarse en el “what if”, no. No otra vez. Ya no.
Si querés saber lo que pienso, pienso que hubiese sido bueno, que hubiese sido divertido, que hubiésemos crecido mucho, el otro y yo; que yo hubiese aprendido a ser más diplomática y el otro hubiese aprendido a ser un poco más directo, pero lo que ves es lo que hay y como no ves nada, no hay nada. Y como no puedo repartir la energía para esta cosa y para el trabajo porque las dos son demasiado importantes, tengo que decidir por una. Duele tener que decidir pero siempre pasa lo mejor que tiene que pasar, o no? Lo que no es, no es y hay que hacer espacio para lo que puede llegar a ser. Maldito trabalenguas.
Hoy, desde mi ventana, se ve el mar. El mar de noche es como si no fuera el mar. Pero nadie duda de que está ahí. Se deja escuchar, si yo caminara hasta la orilla, lo sentiría en mis pies. La posibilidad de nadar o de ahogarme estarían ahí. Y más o menos, pasa lo mismo con lo que abandono hoy. Podría haber salido bien, podría haber salido mal pero antes, debería haber estado todo lo que se esconde detrás de una falsa careta de pseudo amistad intergénero que ya sabemos que existe tan pocas veces, que las veces que resulta, empieza, justamente, cuando la careta se cae. Y lo peor es que se nota. Yo, que no me doy cuenta de nada, lo noto. Y el otro, bueno... el otro sabe que yo me doy cuenta. Me doy cuenta de los avances y de los retrocesos. Pero los tríos no se me dan bien. Viste cómo soy. Una chica a la antigua.
Estoy sacando el felpudo. Creo que esta vez, lo estoy sacando a tiempo. Nada para lamentarse durante días. Estoy a tiempo esta vez. No funciona. No va a funcionar. No hay que esforzarse por saber si funcionará. Entonces, me llevo el felpudo y quién quede patas para arriba, manoteando en el aire, primero no entenderá pero después, no le quedará más remedio que meditar –si es que tiene la suficiente entereza como para hacer un breve examen de conciencia; y puedo asegurarte que hay quién no tiene el valor suficiente para enjuiciar sus acciones, pero esperemos que este no sea el caso- por qué me llevo el felpudo, además de llevármelo porque es mío.
Y seguro, en unos días, cinco o siete, cuando el silencio de este lado empiece a notarse, querrá preguntar que pasa, si me enojé, que estoy rara, que qué tengo. Y desde acá yo voy a hacer una mueca, esa mueca que hago cuando no tengo nada más para decir y que es imposible traducir en palabras y todo se volverá un largo, largo silencio en donde no habrá novedades, ni códigos comunes, ni claves para hablar sobre lo que nos interesa porque yo voy a abandonar algo en el momento justo en el que seguir teniéndolo, lo haría peligroso.
Porque no le pongo número a la gente. No les digo “bichi, negri, miamor, micielo, mivida”. Llamo a cada quién por su nombre. Trato a los que conozco como debo tratarlos y a los que quiero de la mejor forma que sé. Porque hubo pocos realmente importantes, vos sabés. Y cada uno fue distinto al siguiente y al anterior, y de cada uno quedan recuerdos y sensaciones y sentimientos y cosas que no volvieron a suceder con nadie más.
Y te estoy escuchando decir: “ellos se lo pierden” pero a esta altura, Migue, después de que nadie me importara, ni me gustara, ni me llamara la atención, después de tanto trámite fisiológico cumplido para que las hormonas no se enloquecieran, esta vez, esta vez que podría haber sido una de las pocas importantes, también me lo pierdo yo. Y por primera vez, en los últimos diez años, perderme esto me enfurece. Pero hay que hacer lo que hay que hacer. ¿Qué otra cosa? ¿Qué más puedo hacer? ¿Qué puedo hacer más que abandonarlo en el mar y enrollar mi felpudo para ponerlo debajo de otros pies, dentro de un tiempo, cuando sienta que tengo que darle la bienvenida a alguien?
Ya sabés, yo bienvengo seguido. Y mientras te bienvengo, soy la mina más leal del mundo pero las despedidas no son mi especialidad.
Y esta vez no es una excepción.
Everybody cries sometimes. Everybody hurts, sometimes.
Imitation of life.
I dont want to hear you cry. And no one can see you try.
The one I love. Fire.
Love me or leave me.
This hurricane.
No one can see me cry.
This lemonade. I'm Not afraid.
C’mon, c’mon, no one can see me cry.

miércoles, 6 de febrero de 2008

La diferencia

La diferencia entre lo que querés y lo que podés, es inversamente proporcional a las oportunidades que se presenta, está diciendo un tipo, en una mesa de café en el único lugar con wi fi que hay en esta playa argentina.
Es el mediodía y los que quedan en la playa se insolan, mientras el resto de los mortales que emprenden la vuelta, cargando reposeras y bolsos y niñitos que recién empiezan a caminar, piensan en el almuerzo, en la siesta. Se duerme mucho en la costa argentina.
La diferencia entre lo que quiero y puedo es tan grande, pienso, que me pregunto qué pasaría si me quedara acá para siempre. Y si no vuelvo más? No digo nunca, nunca más. Digo si me busco trabajo en la telefónica del pueblo y en invierno me cago de frío y de hambre pero no vuelvo?
Las vacaciones no son más que la ilusión de que uno cambia de vida, al menos, quince días por año. Que vive en otro lado, a otro ritmo, sin demasiadas obligaciones más que las básicas para la supervivencia. Descansar se descansa. Pero de qué.
Siempre fantaseo con la idea de irme de viaje con un desconocido. O con alguien que uno conoce poco. Tambien pienso que debería irme unos meses por ahí, largar todo, y que no importe cómo se sigue, cómo se hace. Sólo irse y volver cuando uno no quiera seguir.
Siempre siento que estas ideas se me deberían haber ocurrido diez años atrás. Diez años antes todo era mucho más sencillo y había mucho menos para pensar.
La diferencia entre lo que quiero y lo que puedo es tan grande que sólo de pensar en ella, me da el mismo vértigo que me da la montaña rusa.
A lo mejor, este año, el año que para mí comienza en 19 días, me da el envión necesario. A lo mejor, no.
Soy un paranoico al revés, dijo JDS. Siempre tengo la sospecha de que la gente está haciendo algo para hacerme feliz.
Pobre JDS. No hay que dejar la felicidad en manos de la gente.
En esto pienso, mientras pasa una señora con la sombrilla cerrada sobre el hombro y el que parece el marido empuja el cochechito de un bebé. Ninguno de los dos sonríe.
Hay un perro callejero durmiendo al sol.
Es verano. Todavía es verano.
La diferencia entre lo que querés y lo que podés es la consecuencia de lo que tenés. Eso le diría al hombre de la mesa de al lado pero no creo que le importe lo que le pueda decir.
Seguiremos informando.
Nobody tells you what to do, baby
Nobody tells you what to go, baby

Maybe you did, maybe you walked
Maybe you rocked around the clock
Tick-tock, tick-tock
Maybe I ride, maybe you walk
Maybe I drive to get off, baby

domingo, 27 de enero de 2008

Caro Michele/15

Resulta que Tim Robbins la encuentra, Migue. Ella sale de su trabajo y camina hacia su casa, presumiblemente. Pero ella es sorda y cuando no quiere escuchar algo, apaga el audífono. Entonces, Tim Robbins la llama por el nombre. Dos veces. Hasta que Sarah Polley se da vuelta y lo mira. No importa lo que sigue. Importa esto: él le dice que pensó que, a lo mejor, un día, podrían ir a algún lado; hoy mismo, le dice, si no tiene nada que hacer.
La ves mirarlo. Le contesta rápido que no, que no cree que sea posible. Y él le pregunta por qué no.
Ella piensa y camina un rato. El la sigue. Ella se da vuelta, lo vuelve a mirar.
"Porque tengo miedo de que si vamos juntos vos y yo a un sitio uno de estos días, tal vez hoy no, quizás mañana tampoco... Sólo un día de repente... puede que empiece a llorar y llore tanto, tanto, tanto que nada ni nadie pueda pararme, y las lágrimas llenen la habitación y me falte el aire y... y... te arrastre conmigo y nos ahoguemos y..."
Ella dice todo eso y tiene los ojos llenos de lágrimas y esa cara de que se va a romper en mil pedazos porque parece muy frágil pero te das cuenta que ella no quiere otra cosa que ir a algún lado, uno de estos días, con él pero está lastimada y tiene miedo y se asusta porque está llena de cicatrices. Por todos lados.
Y entonces, él le contesta: Aprenderé a nadar. Te lo prometo. Aprenderé a nadar.

No importa lo anterior ni lo que viene luego. Importa esto, porque ella es una sobreviviente y él también. Y los dos necesitan a alguien, algo, que les salve la vida.

Todos necesitamos a alguien o algo que nos salve la vida, no te parece, Migue.

En algún momento, un rato antes de esto que te cuento, canta Tom Waits y cuando escucho a Tom Waits me acuerdo de lasombranegra y de vos, pero esta vez, me acordé sólo de vos porque muchas veces me pregunto si a vos no te hubiese hecho falta alguien que te salvara y porque te hubiese encantado esta película aunque hubieses puteado por el final feliz, que no es tan feliz porque ella sigue llena de cicatrices.
Y yo sé que vos pensás que todos nos salvamos solos pero no. Solos somos como una silla de tres patas y una pared a medio construir.
Yo no le salvé la vida a nadie. Ayudé a algunos, un rato, con la mejor ayuda que puedo dar; ellos lo saben, no lo pueden negar. Y los ayudé hasta donde me dio el cuero y cuando no me dio más, bueno... No me arrepiento de haberlos ayudado, que cada uno haga su balance. No estoy arrepentida y en las mismas circunstancias, actuaría igual. Y cuando esas circunstancias cambiaran, cuando a mí no me diera más el cuero, volvería a hacer exactamente lo que hice. Suena soberbio, ya sé, pero vos me conocés bien. A veces, no tengo vuelta atrás. La mayoría de las veces. Y quién te dice, este no tener vuelta atrás,a lo mejor, también ayuda a alguien.
Entonces, esto. Él le dice: aprenderé a nadar. Te lo prometo. Aprenderé a nadar.
Es una buena promesa.



viernes, 25 de enero de 2008

Hasta acá

llegó mi amor. A partir de ahora, las cosas son más o menos como siempre y a hacer la plancha. Que lo disfruten los que se cagan de risa, que lo padezcan conmigo los que se pusieron de este lado. Estoy cansada. Estoy frustrada. No tengo más ganas de remar.
No remo más.
Lo que dije: desde anoche, cambió mi vida. Desde anoche, desde anoche.

jueves, 24 de enero de 2008

Hoy

puede ser el día más importante de toda mi vida.
Tengo miedo.


Desde esta noche cambiará mi vida, desde esta noche, desde esta noche.
Y es sabido que es peligroso decir siempre la verdad.

domingo, 20 de enero de 2008

Saldos

Hoy compré una novela de un escritor argentino a $4.
No puedo evitar sentirme triste cuando entro a las librerías de saldos pero si las librerías de saldos no existiesen, si no hubiera novelas y cuentos y libros de todo tipo, tema y tamaño a este precio que no paga el valor que tiene el trabajo de un escritor, ¿sería posible para los que son como nosotros comprar la cantidad de libros que compramos y leemos?
La respuesta es una sola: NO.
Igual, cada vez que entro a una librería de saldos, me siento triste. Por los libros y por mi.

sábado, 19 de enero de 2008

Caro Michele/14

A veces me gustaría ser vieja, muy vieja, Migue. Estar sentada en una silla, cerca de una ventana o en el patio, como se sentaba la Pilarica y mirar para atrás y ver que fue lo que sucedió.
El futuro me produce vértigo, incertidumbre, nudos en la espalda, en el estómago, en la garganta.
A veces, me gustaría mucho poder mirar para atrás y ver todo lo que hice, lo que conseguí.
Esta sensación de que aún no hice nada, de que todo está por hacerse, uff... Y no saber si va a alcanzar el tiempo para todo con tantas cosas pendientes.
En treinta y ocho días, cumplo años. Un día antes que Johnny Cash; dos semanas antes que Cobain, el mismo día que San Martín y no sé dónde estuve todos estos años. Es como si este año cumpliera dos o tres. Como si empezara una vida nueva porque la anterior se murió. ¿Se habrá muerto de verdad o estará escondida?
Hablé de vos, ayer o antes de ayer. No conté ni la milésima parte. Nunca hablo de vos. No me sale, no puedo. A lo mejor, porque todavía pienso que un día vas a aparecer, ya te dije. Tendría que haberte visto. Ahora sería más fácil no esperarte, mi gemelo fantástico.
Igual, hoy es una noche en donde todo está bien y fue un día tranquilo, a pesar de que me enojé hasta las pestañas con NN pero se me va a pasar. Encabronarme de la manera en que me encabrono es parte de mi encanto.
Y hacer estas pavadas gratis: ahora que está de moda hablar mal de los diarios privados públicos, escribo uno y te escribo a vos. Jé. Para que bailen, los muchachos.
Vine a traerte esta canción. Porque la escuché y pensé en vos y supe que nos hubiera gustado a los dos. Hoy, te extraño, de nuevo. Qué se le va a hacer. Pasa en las películas, pasa en TNT.
La elegí porque tiene la clase de voz que te deja mudo y que me hace llorar. Y porque es una canción un poco para nosotros, también. Y porque me hubiese gustado mucho, creo que más que nada en toda la vida, que estuvieras al lado mío, en esa silla cerca de una ventana o en un patio, cuando fuéramos viejos, viejos, muy viejos. If I could start again...
Dani y Agus me regalaron una biografía de Cobain. Te gustaría mucho el libro. Ellos también te gustarían mucho. Se harían amigos. A veces, creo que te perdiste muchas cosas, que nos perdimos muchas cosas, Migue. I hurt myself today to see if I feel.
Menos mal que te encuentro en algunos lados, en los discos, en los libros, en unas pocas voces, en dos o tres películas. Redemption Song. Is all I ever had.
Te va a gustar la canción, Migue. Suena desesperada. Como eras vos. Como me pongo yo, a veces. Nunca fuimos shiny happy people. Los hermanitos darkies. Freakies separados al nacer, reencontrados por casualidad y vueltos a separar. Y esto es sólo por vos, porque ya sabés que tengo problemitas: Wish you were here.
Hoy fue un buen día. A lo mejor, estuviste conmigo. Ya sabés, me gusta engañarme así.
How can I try to explain, when I do he turns away again. Its always been the same, same old story.
Te va a gustar el tema. Yo sé.
All the times that I cried, keeping all the things I knew inside, its hard, but its harder to ignore it.
If they were right, Id agree, but its them you know not me. Now there's a way and I know that I have to go away.
I know that I have to go away.
De todo lo que ya no tengo, sos lo que más extraño.


jueves, 17 de enero de 2008

Cuestión de fé

Leo, con indignación, la opinión de un poeta/escritor/novelista/ensayista/guitarrista/periodista que dice que la literatura es superstición, creencia, dogma sin necesidad de demostraciones y que por eso descree de los diarios íntimos, o, dice mejor, que los lee como ficción porque la “verdad literal” –o sea no usada y deformada por antojo estético- es uno de los grandes impedimentos para realizar una gran obra de Arte.

Un poco antes de decir esto que escribo, dice:
"Nada de lo que 'comúnmente nos pasa' tiene el mínimo valor literario".
Será por eso que hay tantas novelas autobiográficas. Porque nada de lo que comunmente nos pasa tiene el mínimo valor literario.

AY.

Como me propuse empezar el año abuenada, digo:

1-Siempre es mejor creer en la Virgencita de Luján.
2- La verdad literal no existe. Son los padres.
3- El único impedimento es la falta de talento.
4- De lo único que descreo es de los portavoces de la humanidad que escriben sus propias ideas en primera del plural, intentando representarnos a todos.

A las 15:37, digo esto yo, que soy blogger, semialfabetizada, barrabrava, patotera, proyecto de escritor, rockstar frustrada y mala dibujante (y dicen los que no me conocen que soy una boluda, también; algunos otros, que soy frígida pero eso no viene al caso, ahora)
Eso sí, lo que no me falta es sentido común.

Basta de dueños de la verdad. Basta, ya.


lunes, 14 de enero de 2008

Caro Michele/13

Preparate, Migue, porque esto viene largo. Hacete un té, sentate cómodo.
Recién ahora, te lo puedo contar. Recién ahora y no es sencillo Hubo un día, por agosto, en que se me cayó toda mi vida encima. Todos los estantes. Cada cosa que había sobre ellos. Todos los que habían pasado y todos los que dejé pasar.
El 2007 fue un año pésimo, a lo mejor, porque se cayó todo lo que se sostenía con hilo de coser desde octubre del 2004. No fue ningún hecho milagroso o traumático el que ocurrió el día que me di cuenta de que ese hilo que ataba todo se había cortado. Durante todo el 2005 y el 2006, me hice la sota. Me salió bastante bien. Tanto que hasta yo me lo creí. No te rías.
Era un jueves cualquiera de agosto. No era un jueves cualquiera. Era justo el jueves en que se pasa de principio de mes a fin de mes, cerca del feriado. Fui a trabajar como iba todos los días, masticando bronca de ida porque tenía que sentarme en el mismo escritorio en el que me vengo sentando desde que aprendí a trabajar. No recuerdo que estaba haciendo cuando porque sí, pensé que si no salía de ahí, iba a tener un ACV. Lo pensé con tanta fuerza que cuando salí de trabajar -corriendo, como siempre- y llegué a lo de H, se lo dije y la asusté.

No sabés cómo empezó el 2007. Las muertes, las caídas, los golpes, las metidas de pata. No sabés lo que sufrieron los chicos, las veces que los vi llorar y desesperarse, mientras los que nos iban a dejar, pasaban sus últimos días internados. Cuando uno se escapó del último bondi a Finisterre, todas las muertes lo acercan un poco más a la suya. Cuando se murió tu padre, las muertes de los padres de tus amigos, te hacen revivir ese momento. Cuando esas muertes afectan a los cuatro o cinco que elegiste en tu vida para que estén con vos, te duelen casi tanto como si te estuviera pasando a vos. Así empezó el año. Una muerte, dos; diferencia de meses. Yo no tenía ganas de pensar hasta ese jueves. Viste cómo me doy cuenta de las cosas: de repente, caen todas las fichas juntas. Ese jueves, me levanté y miré para los costados y no sabía que había hecho en todo este tiempo. Me desesperé. Era como si todo se hubiese llenado de agua. O peor, era pararse en el medio de la misma nada. Nada de todo eso que varias veces pensamos que íbamos a tener hecho a esta altura; las antípodas de todo lo que soñamos.

Nadie entiende, Migue. Nadie entiende si no le pasó. Nadie sabe lo que es intentar cambiar de laburo, una y otra vez, y que todas las puertas se cierren, se traben o ni siquiera se abran, aún teniendo quién lo haga.
El día que te das cuenta de lo que querés hacer para siempre, no podés dejar de hacerlo. Eso me pasó a mí pero fue lo menos grave porque yo hacía rato que sabía lo que quería/quiero hacer y más tarde o más temprano, lo voy a conseguir aunque lo conseguido sea póstumo. Es lo de menos.
El problema fue que se hizo evidente que ya no quedaba tanto tiempo para hacer las cosas como antes. Y encontré tantos agujeros. Tantos agujeros tapados con trapos, con papel, con cualquier cosa berreta. Me encontré a mí haciéndome cosas, casi a propósito.
Yo pensé que no sobrevivía al 2007. De verdad. No veía la forma de encauzar las cosas. Asfixia, encierro, jaula, no sé, buscale la imagen que quieras. No había por donde salir. Si alguna vez había pensado que estaba en mi peor momento, bueno... siempre se puede caer un poco más. Y me mantuve calladita mientras pude, viste que me pongo en modo caracolito y no me dan ganas de andar contándole a la gente (que me quiso, que me quiere) cómo estoy pero cuando te quieren bien, cuando te quieren con ganas, se dan cuenta solos. Y hacen lo que pueden, como hacemos todos. Algunos, más; otros, menos pero te abrazan o te dicen que te quieren, que te necesitan y aún a pesar de eso, algunas noches, cuando te vas a dormir, mirás el balcón y decís: "Y si..."
Yo nunca había pensado que iba a mirar el balcón con cariño, te lo juro. Nunca, nunca, en toda mi vida. Vos sabés bien la bronca que me dan los suicidios y ahí estaba yo, con mi bronca y mi desesperación, decidiendo si tirarme por la ventana o meter la cabeza en el horno. Me detuvo la foto de la preciosura porque todo lo que quiero es verla crecer feliz pero no vayas a creer que me detuvieron muchas cosas más.
Me asusté. Todavía me asusto cuando pienso en ese día. Después fue todo llanto. Tres meses de lágrimas, estómago cerrado e insomnio. Leer, escribir, escuchar música. Escuchar música, leer, escribir. Escribir, escuchar música y leer. Nada más. Y la que todo lo puede con los pelos de punta, mis hermanas asustadas, los chicos tratando de estar conmigo todo el tiempo. Todos sostenían. Me sostenían porque me había caído yo, la que nunca se cae, la que se levanta sola, la que se lame las heridas cuando nadie la ve.
A pesar de eso, yo me obligaba a seguir viviendo. Era un esfuerzo, eh, no te creas. No había forma de dibujarla porque la angustia subía y subía y parecía que lo tomaba todo. Y cuando lo tomaba todo, aparecía la culpa y los planteos y una tonelada de mierda escondida debajo de la alfombra que nadie entiende, Migue. Nadie entiende por qué te sentís así y creen que estás dando lástima, que te ayuda que te compadezcan, que te miren con piedad, como si además de que te sentís como el culo, tu imagen reflejada en los ojos de los demás te ayudara. Y yo pensé que esta vez no me iba a levantar. Esta vez, pensé que me caía para siempre pero cada vez eran más los que me sostenían: Ceci, Mariela, Gucci, Dani y Agus, Lucas, Julia, mi amigo Walter, Fernando con sus mails, Elías invitándome al cine, Julieta obligándome a ir a una reunión en dónde me emborraché como hacía años que no me emborrachaba, NN con su conversación, Darío preguntándome todos los días cómo andaba y ofreciéndome una mano a cambio de brownies de chocolate y H con sus preguntas y la que todo lo puede con su virgencita y los chicos y mis hermanas y un día no pude más que mejorar un poco poquito, chiquito, casi nada pero algo. Te lo cuento y me da cosa porque yo sentía que nadie me quería. Qué idiota.

No pude solucionar nada, todavía. El laburo es el mismo. A veces, me siento horrible, horrenda, como el orto, mal, con ganas de llorar a los gritos. Camino como una condenada por la ciudad con los auriculares clavados en las orejas pero estoy bastante mejor. Ahora sé que me caí y que me levanté aunque haya sospechado que no podía sostenerme; y que no es fácil pero quién dijo que lo sería.
El resto es todo papel maché. Cosmética. Seguro querés saber por qué lo escribo acá. Seguro te preguntás a quién le importa si la pasé como el orto o si mi vida es un carnaval. Bueno, importarle, no le importa a nadie más que a mí y a esos que te dije que me quieren.
Escribo acá porque esto es un diario y porque los que están alrededor mío ya lo saben, así que, no se los puedo contar. En algún punto, escribo acá, esta vez y todas las veces, porque acá soy yo y no me importa si los que leen se cagan de risa, si me tienen lástima, si piensan que tengo demasiado tiempo libre, si creen que los envidio, que escribo como el reverendo orto o que estoy inventando toda una historia para conmoverlos. En el más perfecto francés: me la soban en barra, todos y cada uno de esos. Con el 2007 que tuve, te imaginarás que me importa nada la idea que puedan hacerse de mí, los que nunca me van a conocer.
Si me expongo demasiado, si el morbo de los demás se siente satisfecho, si dicen que me puse sensiblera,si me ponen de ejemplo en algún artículo serio y periodístico sobre la imbecilidad de los blogs femeninos y sus cuitas privadas, y no sé cuántos argumentos sesudos más, puras giladas, Migue. Si parezco un carlitos, si creen que lo que necesito es una buena sacudida en horizontal, qué importa. Qué saben ellos, Miguel. Quién de todos esos puede levantar la mano y decir que nunca, nunca, nunca se sintió mal y necesitó una palmada en la espalda, un beso, un abrazo, una caricia. Si hay uno solo que pueda asegurar que nunca lo necesitó, pues, somos afortunados. Gracias a Dios, a los ángeles y a Victor Sueiro, no lo conocemos. Y si hay suerte, seguiremos sin conocerlos, como hasta ahora.
Pero, ¿sabés qué? Puede que haya alguien, uno solo y perdido, que justo un día como hoy, se sienta sin salida, sin aliento, insomne, desesperado, mal o nunca querido, golpeado, caído, igual, igual a como me sentí yo ese día. Y lee esto y mira alrededor y se da cuenta de que hay gente sosteniéndolo. Uno, dos, tres, mil. Por ese solo, escribirte valió la pena, Migue.
Si a vos te dijeran que un movimiento pavo tuyo le puede mejorar el día a alguien, ¿no lo harías? Somos una trama. Cuando una fibra se mueve, a las otras, no les queda más remedio que moverse. Yo creo en eso. Viste como soy. A pesar de toda esta vida que nos tocó, de tanta gente, de todos estos años tan torcidos y mal caminados, todavía tengo un poco (chiquito, mínimo, amarrete) de fé en el género humano.

¿Que me ponga a escribir un manual de autoayuda?
Si me va a dejar tiempo para escribir lo que quiero y me va a dar plata para pagar el alquiler, no hay problema. Los mercenarios somos así. =)

It's something unpredictable, but in the end it's right.
I hope you had the time of your life.

Vamos palante, Migue. No nacimos para recular. Y lo que no nos ha matado, sólo nos ha hecho más fuertes.
Ya nos veremos. Pero, por ahora, no.

sábado, 12 de enero de 2008

Caro Michele/12

No me calmaba con nada. Encontré este disco. Bailá, Migue. Es la única que queda.
Jé. Estoy enojada.

Young man you too girlie girlie
you just a flash it round the worldie.



Otro día, te escribo más largo.